─── m. thirteen

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Karina despertó en una camilla de Hospital, en lo que parecía ser una habitación personal y portando una camisa blanca muy ancha, que le servía como bata. Sin levantar por completo su cabeza miró a su alrededor, y se encontró con la mirada de una enfermera, la cual se encontraba junto a su cama en el lado izquierdo.

—Oh, ya despertaste. —dijo y tomó su bloc de notas para salir de la habitación. —¡Doctora Kang, ya despertó! —anunció y sintió pasos acercándose hacia la habitación.

¿Dónde estaba?

Y lo recordó, se había sido dopada para que no despertase en todo el trayecto, y en aquellas horas de sueño le habían transportado.

—Buenos días Karina. ¿Cómo ha despertado?

Karina no respondió. Le pareció más cínico que agradable por parte de la doctora hacer esa pregunta.

—Bien. —sentenció la doctora luego de unos segundos inundados por el silencio. —Solo espero que se acostumbre bien a nuestra institución, y que mantenga un buen comportamiento, así evitamos problemas. —la chica creó un eyes smile con sus ojos, y Karina no supo como reaccionar. —Yo soy la doctora Kang SeulGi. Cualquier problema no dude en llamarme ¿okay? Que pase un buen día.

Y así se fue.

La enfermera se mantuvo en la habitación, y guió la vista hacia ella nuevamente.

—Necesitamos hacerte un chequeo general. Tu estatura, peso, todo. —le analizó de arriba a abajo con precaución. —Acompañame. Y no intentes escapar, porque no lo lograrás, creeme.

Aquella última advertencia cerró una puerta en la vida de Karina. Tenía que aceptar que alguna vez pensó que una vía para salir de aquella situación era escapar.

La enfermera le guió por los pasillos. Yoo sintió los escalofríos viajar a través de su cuerpo. A cada lado que miraba, era sensible el dolor y rabia en la piel de los pacientes, los gritos opacados por las herméticamente cerradas habitaciones no ayudaban en nada. Cada persona, cada ser que ocupaba aquel lugar parecía permanecer en un profundo transe. Karina sabía lo que pasaba. Los medicaban, a tal punto de que muchos no supiesen ni siquiera donde estaban.

Ella y la enfermera llegaron hasta un salón, donde había una pesa, y algunos artículos más para realizar el chequeo. Yoo tomó asiento en un sillón, obedeciendo a las indicaciones de la enfermera.

Karina sabía lo que le esperaba. Lidiar con esta situación no sería nada fácil.

—Divertido ¿no? Esta situación supera mis expectativas.

Karina tomó aire por la boca y lo expulsó lentamente, tomando la calma.

—No intentes ignorarme, Yoo. Te acompañaré hasta el último de tus días.

Y así mismo fue. Ning nunca le abandonó.

Inundó sus pensamientos de recuerdos, e hizo de su estabilidad mental un infierno. Ni los mejores tratamientos, podrían solucionar aquel problema.

La chica de ahora cabello corto, podría catalogar los ultimos seis meses comos los peores de su vida. Tratamientos tras tratamientos. Rodeada de aquel ambiente enfermo, las constantes veces que era medicada al día sin razón aparente. Todo le parecía una mierda. Apenas podía razonar, apenas y sabía donde estaba. Dormía la mayor parte del día y le mantenían aislada de todo y todos. Apenas había podido interelacionarse con otras pacientes. Yi Zhuo había cumplido su promesa.

En el día de hoy se encontraba en su habitación, en un estado somnoliento provocado por los medicamentos. La enfermera a cargo, sí, aquella misma que le había recibido, de nombre Kim Yerim, entró a la habitación, comunicándole lo siguiente:

—Yoo, tu madre y una chica han venido a verte. Acompáñame. —le ayudó a levantarse de la camilla y la tomó del brazo. Karina se mantenía  inmersa en los efectos del medicamento.

Su madre venía a verle regularmente desde que le internaron, al menos dos veces al mes, todo debido a la imposibilidad que tenía la mujer mayor para transportarse. La chica recibió todo el apoyo y confianza de su progenitora frente a esta situación.

Sin embargo, su madre siempre había venido sola. ¿Quién era su acompañante ahora?

Se acercaron al jardín de la institución. Allí, a lo lejos pudo distinguir a dos figuras humanas, las cuales interactuaban animadamente. Yerim le dejó allí, junto a su madre y la chica, la cual portaba una capucha que cubría gran parte de su rostro, sin embargo, Yoo sabía que ya le había visto antes, alguna vez.

Su madre le saludó, como de costumbre, depositando un pequeño beso en su frente. Karina permanecía inmóvil. Los efectos de los medicamentos le hacían permanecer prolongadamente en un estado de transe. Tal y como aquellos que por primera vez vió en los pasillos del sanatorio.

Su madre sufría al ver a su hija así. Ya Karina no tenía aquel brillo lindo en sus ojos tal y como cuando era una niña. Karina se encontraba perdida.

—Cariño, alguien, alguien te ha venido a ver. —a su lado, la chica de la capucha se acercó un tanto más y quitó la prenda que cubría su rostro.

—¿M-Minjeong? —Karina reaccionó, finalmente. No podía creer lo que veía. Todo se debía tratar de una ilusión. Minjeong, a su vez, le regaló, una pequeña sonrisa.

Algunas cosas habían cambiado en su figura, ahora su cabello había crecido un tanto y era de color rubio, también, Minjeong había dejado su flequillo. Sus facciones se veían más maduras, y se podría decir que había bajado de peso. Notaba además que su piel era más blanca que antes.

La pelinegra no podía procesar la información.

¿Qué acaso Minjeong no había muerto?

¿Qué acababa de ver?

...

cuando se vallan a imaginar a la winter de ahora imagínensela en la época de las promociones de forever <3

ㅤㅤ𝗆𝗎𝗋𝖽𝖾𝗋𝖾𝗌𝗌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora