─── m. eight.

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La tarde de aquel día llegó y ambas chicas permanecían sin noticia alguna acerca de Ning, aquello mantenía tensa a la coreana. Justamente hoy era su cita con la chica. Aeri por su parte, había salido tras haber almorzado junto a ella. Según sus palabras, pediría unos días libres en su trabajo para poder darle un poco de atención a la situación actual. Para nadie era un secreto que tendrían que remodelar el cuarto de Karina y realizar una limpieza general de la casa. Aunque les doliera, deberían dejar de adherirse al recuerdo de la pelicorta o aquello traería sus consecuencias.

Ya las pertenencias de Kim no yacían en el lugar, todo se sentía vacío, solo habían conservado unas pocas cosas, y la nostalgia llegaba cada vez que aparecían en su campo de vista.

Yoo permanecía cortando una manzana, la cual se convertiría en su merienda, no tenía mucha hambre, toda esta situación le había quitado el poco apetito que normalmente tenía. Hacía esto por obligación, por las repetidas veces que antes de partir Aeri le recordó que debía comer algo más, pues en aquel almuerzo no hizo mucho más que remover su comida con un semblante pensativo. Uchinaga le conocía bien, sabía que se derrumbaría y no habría otra actividad que ejecutase que no fuese pensar en Minjeong y en su pérdida. La japonesa no lo podía negar, también se sentía derrumbada por la muerte de la menor, pero algo que sabía bien era que no podía derrumbarse junto a Karina, debía ser aquella persona que le diese fuerzas para levantarse y seguir adelante.

Su teléfono celular vibró a su lado. El susto la impactó al ver el nombre del contacto que le enviaba un mensaje: "Yi Zhuo"

Yi Zhuo:
¿Tienes miedo, o realmente
desististe de venir?
14:32 p.m

Yo:
Voy en camino.
14:33 p.m

Tras haber respondido, salió del chat y buscó el contacto de Aeri para dejar en su buzón un recado. Le escribió que saldría y que ya había obtenido noticias acerca de la china.

Tomó sus llaves y bolso, saliendo del apartamento con rapidez. Mientras salía, una Aeri furtiva observaba tras un árbol cercano a la residencia como Karina abandonaba el apartamento sin su auto, cosa que le resultó extraña. Optó por seguirle, pues sentía curiosidad desde aquel recado que le dejó la chica de mechas azules.

Karina caminó hasta la Universidad, al estar bastante cerca de el apartamento y sin necesidad de conducir, allí tuvo lugar su reencuentro con la rubia, en aquel café con vista a la institución educativa. El tener aquel lugar tan de cerca le recordaba sus días de estudiante, y aquel hecho le traía mucha nostalgia, le volví a recordar la partida de Minjeong.

No mucho tardó en tomar asiento junto a Ning, quien no se preocupó en siquiera ofrecerle un saludo, y se quedó mirándole fijamente, como si esperara palabras por parte de la chica de mechas azules.

Y su espera culminó.

—Fuiste tú, ¿verdad?

—¿Te refieres a esto? —inquirió en respuesta sacando de su bolso el frasco de medicamentos de la mayor.

—Devuélvemelo.

Y antes de que Karina pudiese tenerlo entre sus manos Ning lo arrastró hacia su persona.

—Hablaremos de esto luego. Ahora, acompáñame. —dijo, en tono demandante y Karina con timbre jactante rió ante las palabras de la menor.

—¿Crees que te seguiré? ¿Así nada más?

—Es lo mejor que haces, Yoo. Sino, no solamente Aeri unnie se enterará de tu secreto, sino todos, todos a los que alguna vez le ocultaste tu padecimiento. Ríndete, no te tengo miedo.

La de mechas azules soltó un suspiro de fastidio y la rubia se levantó de su asiento, y empezó a caminar dando señal de que había interpretado aquello como una rendición. Karina la siguió con pasos ligeros, mirando siempre a los lados para darse cuenta de adonde le llevaba la china.

Llegaron a aquel parque de diviseriones, aquel parque en el que conoció a Minjeong. Los recuerdos y la nostalgia invadieron su pensamiento. Imágenes de la pelicorta la rodeaban mientras que una sonrisa ladina de Yi Zhuo completaba la escena.

—Yi Zhuo. ¿A dónde quieres llegar?

Los pasos de la rubia se detuvieron tras unos minutos. La chica de mechas azules sentía un miedo que la envolvía, desde su cabeza hasta la punta de sus pies.

—Hasta aquí llegamos. O mejor, hasta aquí llegaste.

Yoo se sentía más que un simple sentimiento de mortalidad en sus venas.

Sin embargo, el recorrido de la vista de la rubia le hizo girar su anatomía hasta quedar totalmente paralizada ante la reacción que le provocaba lo que veía.

No podía creerlo.

...

Pasos sigilosos acompañaban a la castaña en su recorrido tras la chica de mechas azules, quien minutos después de haberse encontrado con Yi Zhuo le siguió hasta llegar a lo más profundos y recónditos lugares de aquellos alrededores. Algo no pintaba bien, y Aeri sabía que Karina lo tenía claro.

Entonces, ¿por qué seguía sus pasos?

Detrás de el incómodo e inquietante silencio en el que se trasladaba, el susto la consumió de pies a cabeza. Un cuchillo se apegó a su vena orca con crueldad y una amenazante advertencia a la inmovilidad que debía mantener si quería mantenerse con vida. Vió como Ning y Yoo se alejaban. Karina no la veía, Karina no la escuchaba, y ese precisamente fue su propósito en un principio, propósito que le estaba hundiendo en un pozo sin salida, el cual constituía su muerte silenciosa.

Aunque aquello no sería exactamente así.

—No te moverás, ni gritarás, ¿entendido? —Uchinaga solo se limitó a emitir un suspiro leve en forma de aceptación, con miedo a que al asentir el cuchillo se encajase en su cuello.

El hombre encapuchado, le obligó a caminar tras las jóvenes. No siguieron mucho más, hasta que Ning se dió la vuelta y entonces Karina quedó de espaldas a su persona, mientras que Yi Zhuo, clavaba su mirada en ella, y próximamente en Karina.

—Hasta aquí llegamos. O mejor, hasta aquí llegaste.

Karina se volteó a su persona al ver como la mirada de la china se desviaba.

—¿Aeri? ¿Qué demonios haces aquí?

Definitivamente, ambas estaban metidas en un gran lío.

ㅤㅤ𝗆𝗎𝗋𝖽𝖾𝗋𝖾𝗌𝗌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora