Capitulo 48

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Volvieron con los chicos, siguieron bailando. Ori se giró en busca de Julian, pero él no estaba. Giró la cabeza, buscándole, pero no lo encontró. Una luz se encendió junto al DJ y aparece Julian a lado. El corazón de Ori respira. Sus miradas se cruzan y Julian mira al chico de al lado, dialogan y le ofrece sus cascos. Julian se los pone y desliza sus manos hastala mesa, pinchando la música. Joder, que bien lo hace, piensa Ori. Repasa todas las canciones, todos los estilos. La gente baila, animados, sintiendo la sangre correr por sus venas y no tan solo la sangre. También el alcohol. Se hace presente la voz de Julian en el recinto. Agus le da una calada a un cigarrillo y Ori tose con fuerza. Julian la mira y le dedica una cara de pocos amigos a Agus para luego todos reír. Julian también ríe y luego, anima al público. El chico que antes estaba pinchando ahora está bailando y Julian se hace con el poder de la fiesta. Después de casi una hora, abandona y vuelve a ceder el turno al DJ que le sonríe sudoroso y le da unas palmadas en la espalda. Julian da un salto de la pista y unas chicas se le acercan, él con una sonrisa las esquiva y sorprende a Ori abrazándola por la cintura. Más besos. Sabores distintos en sus bocas más el sabor de sus propios labios sumados con el alcohol hacen una mezcla perfecta y adictiva. Ori muerde el labio de Julian y tira de él, luego se aleja. Julian frunce el ceño observándola y ella ríe enganchándose de nuevo en su nuca.

-Te quiero. – dice esta vez seria.

Hay ocasiones que puede que una misma palabra te dice lo que cien otras no consigan decirte. Esa palabra... ese simple te quiero, te puede hacer la persona más feliz del mundo, o todo lo contrario. En esta situación, fue la primera. Su cabeza da vueltas y vueltas, pero es totalmente consciente de lo que está diciendo. Él en respuesta, le regala otro beso, pero totalmente distinto. Le está dando la respuesta en ese beso. Le está diciendo que él también la quiere y que la quiere muchísimo. Este es un beso lento, donde se para el tiempo. Lento, lento, muy lento. Y abandona sus labios. Julian sonríe y le da un fugaz besito mojado. Gira su cabeza. Otra vez esos. Aprieta su mandíbula. Ori es consciente. Lo sabe hace tiempo. Pero a ella no le importa. Sólo le importa él.

-No te tenses gatito, ignóralos. – le susurra.

-Pero no puedo, odio como te miran.

-Olvídalos, no les pongas importancia.

Julian asiente aunque no puede olvidar a esos dos gilipollas. Los mira de reojo. Se abandona de esos pensamientos y besa el cuello de Ori. Otra vez la adrenalina subiendo. Muerde, clava sus dientes, muerde fuerte.

-No te pases tampoco. – susurra ella mientras sigue bailando.

-Esos tíos deben saber que eres sólo mía. – dice con voz ronca.

-Ellos lo saben. – ella se aleja un segundo y lo mira a los ojos, seria. – Olvida nuestro alrededor, céntrate en ti, en mí, en tus amigos. Disfruta ¿sí?

Ori le regala una dulce sonrisa y él asiente, recobrando el baile. Siguen bailando, sudando. Julian le dice cosas al oído mientras bailan. Ella ríe desenfrenada y se mueve divertida besándolo de vez en cuando. Conteniendo el aliento. Con el corazón a dos mil y las mariposas en la garganta.

-Fea. – le susurra al oído bromeando.

-Te odio. – le dice ella riendo. – Eres insoportable, deja de reírte de mí. Desaparece.

-Vale...- él sonriendo se inclina, haciendo amago de marcharse. – Si me lo dices así me iré...-sigue bromeando.

-Espera, no. – tira de su camisa y lo acerca.

-¿No? – él eleva una ceja divertido. – ¿No qué?

-Que no te vayas...

-Si me lo has pedido tú, además me odias. – dice intentando parecer serio. Ori lo rodea con sus brazos, acariciándole el cabello.

-Sabes que no te odio, que te quiero, que no te soporto. Pero te necesito, que me molesta que te rías de mí, pero a la vez me encanta porque demuestras que me prestas atención. Y quiero que desaparezcas, pero...

-¿Pero? – él se lame los labios y acaricia su espalda.

-Pero que desaparezcas conmigo.

Pi, pi, pi, pi, pi, bom, bom, bom, bom. Así es como suenan dos corazones enamorados. El se ríe y casi sin darle tiempo a suspirar, la besa de nuevo. Es como un vicio, terriblemente adictivo. Le gusta porque va en pequeñas dosis, intensas pero pequeñas. Le gusta porque le acelera el pulso, el corazón y sube la adrenalina. Su sabor, se ponen a prueba. Joder, y sabe ponerle a prueba. Y es irremediable e incurable. Porque se podría decir que es un reto lograr no perderse en su boca. Porque produce locura, y eso ¿sinceramente? Le encanta. Se aleja de ella en busca de oxigeno. Julian la mira un segundo. Le regala una sonrisa. Ori tira de su mano yendo hacia donde están los chicos. Se cambian de parejas. Agus le da un cigarro a Julian que Ori no tarda ni dos segundos en quitarle. Odia, repugna y odia aún más el cigarro. Julian ya no fuma y no quiere que vuelva a hacerlo. Agus se lleva la mano a la cabeza y susurra un 'Señor, si señor'. Todos ríen, incluso él. Entre bromas y risas pasa una hora más. Ya están cansados y a ellas ya les empiezan a pesar los tacones. Pero no quieren marcharse. Son las cinco y media de la madrugada.

-Vamos a fuera. – le dice Julian a Ori. Ella asiente y coge su mano.

Salen del local, Ori está tomada pero es consciente de todo. Julian también ha bebido, pero menos. Él tiene que conducir.

-¿A dónde vamos? – pregunta ella observándolo.

Él no responde, tira de su mano y ella lo sigue. La conduce dentro de unos pequeños arboles. Ori exige explicaciones e incluso se opone.

-Eres una caprichosa, hazme caso. – le dice él tirando de ella.

-Yo no voy a entrar ahí.

-¿Te da miedo?

Ella niega. Realmente está cagada del miedo. Los arboles son altos y está todo muy oscuro. Se pueden escuchar algunas hojas caer por el ruido de los pájaros. Ella lo mira y niega.

Desafio al Corazón- Orian ( Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora