Capitulo 54, 55, 56

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Antes de empezar quiero decirte una cosa...los capitulos 54 y 55 son muy HoT, y no quiero personas traumatizadas!! es asi k se escribe(?

Bueno les dejo los capitulos!!


|| Narra Julian ||


Maldita sea, de nuevo mi cabeza gritándome que no, que está borracha. Pero mi instinto me dice que sí, que lo haga, lo necesita. Lo necesito. Estoy a mil por hora, ella a mil por segundo. He deseado esto, días, meses. Es mía. Es mi novia y me lo está pidiendo a gritos. Y no es que esté mal, de hecho, son cuatro meses a su lado ya y es hasta extraño que aún no me haya lanzado. 'No, no, no, no lo hagas' Y el otro lado: 'Sí, sí, sí, hazlo'. Me lo repetía mi mente y mi corazón, como si fuera una canción. Mis emociones estaban en posición de alarma. Cualquier rozamiento de su cuerpo me excitaba, cualquier mirada, cualquier beso, cualquier cosa. «Tócalos». Tenía que hacerlo. «Libéralos».

-Quítamelo gatito. No tengas miedo. No dudes. - Un asomo de sonrisa juguetona se curvó en su boca. - Quítamelo todo. Todo, menos la sonrisa.

-Bien, entonces tengo que quitarte esto. – susurré con la voz algo ronca de deseo.

Yo no podía más. Estaba absorbiendo bocados de pasión que abundaba en el ambiente. Y yo quería hacerla disfrutar. Atrapando sus labios de nuevo volví a recorrer su espalda hasta llegar de nuevo al cierre. Con agilidad, logré desabrochar su brassier. Ella se alejó de mi boca lentamente y me miró a los ojos perforándome con la mirada unos segundos. Luego, me dedicó una sonrisa divertida y me prendí fuego. Se alejó de mí apenas unos centímetros y retiró el brassier, tirándolo al suelo. Volvió a mirarme de aquella forma sensual y me comió la boca. Literalmente. Se fundió a mi torso. Sus pechos me quemaban, ahora sí la estaba sintiendo. Ya casi era mía. Me quemaba todo, todo. Abandoné sus labios. Venga Julian. Ella suspiró en mi boca y me alejé, mordí su hombro, eché mi aliento. Ella se arqueó y finalmente, bajé mi mirada.

-Muero por probarte. – susurré.

-Pruébame.

Sin duda, iba a enloquecer. Besé su cuello y seguí bajando mientras mis manos recorrían su espalda. Mi mano izquierda abandonó su espalda y se posicionó en su estomago, subiendo lentamente. Estaba ardiendo. Seguí subiendo lentamente y le hice una marca en su cuello. Con besos mojados bajé, hasta que se me empezó a crear una curva. Seguí bajando. Ahora sí que había llegado. Besé su seno, aún no había llegado a su pezón y ya casi estaba muriéndome de placer. Clavé mis dientes un poco más arriba, pero sin hacerle daño. Ella volvió a arquearse y soltó un pequeño suspiró. Gimió cuando le cubrí el pezón con mi boca. Mordisqueé suavemente su pezón rosado hasta que varios estremecimientos sacudieron mi miembro. Ella gimió algo más fuerte esta vez. Con mi otra mano pellizqué un poco el otro seno y continué succionándole hasta que cambié al otro con decisión mordiéndolo con suavidad, lamiéndolo con mi lengua. Esto era la gloria. Al diablo todas las fantasías sexuales, al diablo todo. La gloria era esto.

-Sabes tan dulce. – solté un suspiro erótico, contra su piel. – Como el azúcar, como la miel. – subí hasta el lateral de su cuello mientras con el pulgar le rozaba el pezón húmedo por mi boca. – Tan dulce, que te deshaces.

Oriana contuvo el aliento. El corazón le latía a toda velocidad, palpitando por todo su cuerpo y haciendo latir su sexo dolorosamente. La notaba sobre mí. Estaba caliente, muy caliente. Rosé de nuevo con mi lengua su pezón y me separé de ellos en busca de su boca. Me respondió y con decisión la cogí en mis brazos y me giré dejándola sobre la cama. La bola de fuego que llevaba en mí iba a explotar. Creo que me acababa de correr. Sin abandonar mis labios gimió algo que no pude lograr entender, pero que casi produce que toda la sangre de mi cuerpo colapsara. Me coloqué sobre ella y comencé a moverme sobre Oriana sin percatarme de que ya casi estaba sobre su cuerpo, aplastándola, pero a ella no parecía importarle. Aferre sus muñecas sobre su cabeza, para tener mejor accesos a la piel de su cuerpo. Mis manos acariciaron, mientras apretaba y besaba su pezón, demasiado extasiado en su aroma y sabor. Oriana tenía los pezones duros. Erizados. Irresistibles. Se inclinó con rapidez y atrapé con mi boca uno de ellos. Lo devoré. Ella se arqueó.

Desafio al Corazón- Orian ( Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora