Todos bufaron y salieron del local entre risas y tambaleos. Ori estaba fatal. Julian la llevaba casi en brazos mientras ella le intentaba besar o le decía cosas sin mucho sentido. Julian abrió la puerta del coche y la sentó en el asiento copiloto. A su lado. Ella quitando los brazos de su cuello le robó otro beso. Pero este beso era demasiado pasional y algo cochino.
-¡Oye! – gritó Maxi riendo. - ¡¿Nos vamos o qué?!
Julian se apartó de la boca de ella riendo y cerró la puerta. Se sentó e introdujo la llave, girándola y prendiendo el motor. La miró a ella y luego, salió disparado. Nuevamente, velocidad.
Los chicos bajaron del coche. Todos excepto Ori que se había quedado dormida. Julian se giró para decirles a los chicos que cerraran el coche para él cargarla a ella y subirla. Pero ya ninguno estaba. Suspiró pesadamente y la observó. Se le escapó una estúpida sonrisa y agitó su cabello. Salió del coche y se dirigió a la puerta inversa, la abrió y cogió a Ori en sus brazos. Le dio una patada a la puerta y lo cerró como pudo. Ella se movió y susurró algo que él no logró a entender. Se abrazó de Julian, con la cabeza en su pecho y el caminó hasta la universidad. Subió las escaleras de las chicas e intentó abrir el pomo de la puerta. Ori se agarró más fuerte de él. Julian tragó saliva. Volvió a intentar abrir. No había manera, habían pasado la llave. Tocó tres veces y observó a su alrededor. Como le vieran, entonces sí que estaba perdido y más el idiota ese que le tenía entre ceja y ceja. Nada. No había forma. Bajó las escaleras con ella y subió a la de los chicos. Abrió la puerta y entró. Encendió la luz. ¿Dónde mierda estaban todos? Caminó hasta la cama de Agus pues en la de él había ropa desperdigada y dejó a Ori en ella. Hizo su cabello hacia un lado y de repente le entraron unas enormes ganas de besarla. No. No. No. Fuera. Aire. La observó. Vale, mierda. Ahora había dos opciones. Subir la manta y dejarla dormir incomoda o quitarle el vestido. Optó por... ninguna. Se acercó a la cama de Agus, pues había un papel.
''Fiera, nos vemos mañana. Tú eres un aburrido. Nosotros seguimos con la marcha, volveremos mañana, no nos esperes. Disfruta con tu gatita marica. Lánzate. – Agus.''
Julian tragó saliva sonoramente. Se quitó la blusa y la dejó caer al suelo. Se quitó los pantalones y se puso uno largo de pijama. Fue a apagar la luz cuando Ori se movió en la cama.
-Julian. – susurró ella.
-¿Qué? – dijo él acercándose.
-Ven. – dijo con voz algo ronca. Julian tragó saliva y se acercó a la cama. - ¿Qué pasa?
-Duerme conmigo.
-¿Qué dices?
-Acuéstate conmigo.
-No, no, yo no puedo...
-Gatito. – ella tiró de él. – Quiero que estés conmigo.
-No Ori tú estás borracha. – él negó y se alejó. Ella se puso en pie casi tambaleando y se acercó donde él estaba, justo delante de la cama de Julian. Le empujó hacia atrás y se tiró casi sobre él.
-Pero yo no quiero hacer nada. Sólo dormir. – dijo riendo.
-Si, ya. – carcajeó esta vez él.
-O jugar.
Y al instante le recorrió una lujuria que le ponía el miembro increíblemente duro y le hacía sentir un deseo que le retorcía las entrañas. ¿Ella estaba jugando con él? ¡Cállate idiota, está borracha!
-No, tú no quieres jugar.
Ori se acercó al cuello de Julian y lo besó sensualmente, incluso con su lengua. Dios, no tenía ni idea de lo peligrosamente cerca que estaba de acabar tumbada sobre su cama y terminar convirtiéndose en su desayuno. En la habitación se palpaba la testosterona que sobrecargo sus sentidos, haciendo que le zumbara la cabeza. Apena tuvo tiempo de reaccionar ante la descarga ardiente y el abrasador deseo que se enroscó en él antes de que los dedos de Ori se enredaran en sus cabellos y arrastrara su mirada hacia sus ojos color dorado.
-Sí, yo si quiero jugar.
-Haber nena. – dijo él con la voz algo ronca. – Aquí el que más desea jugar soy yo. – dijo pasando su mano por la espalda de Ori. – Lo que pasa, - hizo fuerza casi sobre ella, con cuidado de no hacerla daño y la dejó debajo de él. – es que tú estás borracha. Y yo no quiero que por la mañana me acuses de violador.
-Gatito. – susurró ella. – Estoy tomada, pero soy consciente de todo lo que estoy haciendo. – dijo deslizando su mano por el torso de él.
-Estás jugando con fuego.
-Siempre tuve curiosidad de cómo eres cuando estás...- él elevo una ceja observándola. - ¿A cuántas tías te has follado?
-Tú estás borracha. Totalmente borracha.
Se levantó. Ella no hablaba así. ¿O quizás sí? Mierda. Como iba a saber eso. No conocía a Ori cuando ardía de deseo. No podía ser verdad. Esto no le estaba pasando. Caminó hasta la puerta y pasó el pestillo. Que los chicos se buscaran la vida. Apagó la luz. 'A dormir' le dijo antes de voltear. Ella le pilló desprevenido. Lo empotró casi sobre la puerta y soltó una carcajada.
-¿Por qué eres tan aburrido? ¿Tú no me deseas? – le preguntó en un susurro.
-Nena, no me hagas esto. – dijo él conteniéndose. – No me lo preguntes de nuevo porque entonces sí que no me voy a hacer consiente de mis actos.
-¿Tú no me deseas?
-Tú no sabes cuantas veces he soñado que te hacía mía. Que saboreaba cada centímetro de tu cuerpo y sudorosa gritabas mi nombre, me arañabas la espalda o me pedias más y más. No me excites gatita, o te encontrarás desnuda conmigo encima haciéndote el amor.
La insinuación en sus palabras creó una cálida corriente que se extendió por el cuerpo de Oriana hasta que llegó peligrosamente a sus piernas. Oriana se derritió. Ardía tal y como lo hacía Julian. La sangre hirvió a temperaturas abrasadoras. Se acercó a ella y con un simple rose de su boca, Julian la abrió e invadió sus labios, encendiendo sus sentidos cuando deslizó la lengua dentro de su boca y arrasó todo lo que tocaba con cara caricia. Esto era el cielo. El sabor del alcohol mas su propio sabor. Era el cielo.
Deslizo las manos por las caderas. Era excitante y masculino. Adictivo. Oriana deseaba más, mucho más. Con un solo beso, la había despojado de sus defensas, había puesto su mundo del revés, se había hecho con el control. Julian le rosó los labios con los suyos otra vez, y Ori abrió la boca un poco más. El se hundió en ella con más profundidad que antes. La saboreó, jugueteó con ella, se retiró. ¡No! Oriana Necesitaba más, y presionó las palmas de las manos contra el del pecho de Julian, allí donde sentía palpitar salvajemente su corazón. Julian la recompensó con otra provocativa caricia de sus labios, que derritieron los suyos con aquella salvaje posesión.
La invasión de su lengua la dejó sin defensas una vez más. Deslizó las manos del pecho al cabello de Julian. Oriana Sabatini se moría de deseo. Apenas podía respirar, estaba mareada, deleitada en el calor que la invadía más el alcohol que viajaba por sus venas. Esa hábil boca le recorrió la barbilla, subió por la mejilla haciendo una pausa antes de capturar sus labios de nuevo y hundirse en ellos. Más que besarla, la seducía sin palabras. Él se excitó con el beso, haciéndola arder cada vez más, prometiéndole con cada caricia que la satisfacería...a su debido tiempo. A su manera. Él sin duda, sabía cómo complacer a una mujer. Pero lentamente. Poco a poco. Y con ella quería ir lento.
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Desafio al Corazón- Orian ( Adaptada)
Teen FictionVisteee dije como no voy a subir cap hasta el dia 30 y eso pasa!!