Gracias Yelena

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______ Pov:
  
     
Ha pasado una semana desde mi práctica de tiro con Kate.

Sinceramente, estoy muy a gusto. He mejorado mi relación con todos. No es que nos tratemos como familia, pero el que me hayan recibido y aceptado. Habla mucho de ellos y eso me facilita las cosas.

Hoy vamos a tener entrenamiento de tiro. Francamente estoy muy confiada, la única que me puede dar pelea es Natasha y Yelena. Ellas al haber sido viudas negras por mucho tiempo, tienen una puntería de morirse. Literalmente.

Y sí, me han contado un poco de su infancia, ya que me entienden demasiado. Natasha era ya bastante mayor cuando se la llevaron junto con Yelena, la rubia era demasiado pequeña todavía. Yo me abrí un poco con ellas, contándoles como fue mi secuestro y como pasé ahí dentro. Me brindaron su apoyo y algunos consejos, que obviamente agradecí.

Con Kate está todo perfecto, nuestra relación va avanzando cada día más, yo la molesto y ella igual. Hago algo estúpido y ella igual. Es una gran compañera de locuras. Y Yelena no se queda atrás, a veces salimos de noche, vamos a la terraza o a la azotea, hablamos de todo un poco y nunca nos han descubierto.

He visto algunos acercamientos de Natasha y Wanda. Eso me alegra ya que a veces creo situaciones dónde ellas queden solas y así fluya la magia. Wanda me regaña a veces, pero no importa, no voy a descansar hasta verlas juntas.

Estaba en la cocina, sentada en la isla mientras tomaba un licuado proteico. Steve me enseñó como se hacían y como ayudaban a mi rendimiento físico.

Bruce también me ha dado algunos libros para leer, me he terminado el primero, ahora voy por el segundo, así que lo estoy leyendo mientras desayuno.

—¿Ahora lees? —escuché esa voz ya tan conocida para mí.

—Sí, alguien tiene que hacerlo en este complejo además de Bruce —terminé de leer el párrafo y la miré. Kate estaba con una coleta y ropa cómoda, como siempre. Me quedé viéndola.

—¿Qué tanto miras? —preguntó con una sonrisa.

—Nada, tu cara de tonta —me encogí de hombros y volví el libro.

—Hey —se quejó acercándose. Me di vuelta en la silla, ella me quiso pegar en el hombro pero agarré su muñeca—. Pero —dijo para después hacer lo mismo con su otra mano, tomé su muñeca también—. Suéltame - chilló.

Me reí de ella mientras forcejeaba conmigo.

—Quedate quieta —veía como no lograba zafarse de mi agarre.

Siguió forcejeando hasta que quedó muy cerca de mí. Se detuvo en seco, me miró a los ojos un segundo y después su mirada bajó a mis labios.

Yo solo veía sus labios, carnosos y rosas, simplemente perfectos.

—No entiendo cuál es el problema —escuchamos unas voces que se acercaban.

Kate y yo nos separamos a la velocidad de la luz. Ella quedó junto a mí cuando vimos entrar a Yelena y Natasha.

—Hola chicas, ¿Qué hacen aquí? —preguntó Yelena mientras se sentaba frente a nosotras.

Carraspee para arreglar mi voz, la cual sorpresivamente se me había esfumado.

—Estábamos hablando, ya sabes, sobre el entrenamiento —sonreí.

—Oh, claro, ¿Hoy vas a practicar con pistola Kate? —preguntó ahora mirando a la pelinegra.

Me giré a verla, estaba con una sonrisa un poco nerviosa, cosa que me hizo sonreír más a mí.

—Sí, se lo pregunté a Steve hace unos días y me dijo que podía intentar —contó mientras se encogía de hombros, intentando disimular sus nervios.

 Il Mio Sorriso Preferito - Kate BishopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora