Descansa agente.

287 23 0
                                    

   
           
           
______ Pov:
        
         
Definitivamente no me esperaba ese nombre.

—Sí —contestó con una sonrisa.

Tomé la identificación que me había acercado. Se podía ver el nombre, apellido y número de identidad. Mi nacionalidad era estadounidense y mi edad era de 25 años.

—¿Debo preguntar de dónde sacaron la foto? —pregunté mirando mi rostro en la identificación.

—No —respondió.

—Okey —asentí—. ¿Cuál es tu nombre?

—Michelle Anderson —reí y sentí como volteó a verme rápido—. ¿De qué te ríes?

—Nada, es solo que no tienes cara de Michelle —sonreí y la miré.

—Pues tú tampoco tienes cara de Sharon —me dedicó una sonrisa falsa.

Ambas miramos hacia adelante y segundos después reímos.

—Sí, lo sé, no me favorece —negué.

—No puedo decir mucho, el mío tampoco.

—Pero Michelle se escucha mejor que Sharon —le devolví la identificación.

—Okey, es verdad —rió un poco mientras volvía a guardar las identificaciones.

—¿Sabes cómo llegar al lugar del que habló Fury? —cambié de tema después de unos segundos.

—No —abrí los ojos—. Y es por eso que existe el GPS —suspiré aliviada.

—Okey, todavía falta para que lleguemos —miré la radio del auto—. A ver si funciona —apreté el botón y se encendió. A los segundos se escuchó una canción, sonreí satisfecha y seguí conduciendo.

Lo que faltaba de viaje, lo pasé escuchando a María tararear las canciones que pasaban en la radio. Era increíble la cantidad de géneros musicales que se sabía.

Se podían ver los edificios de la ciudad, muchas luces y algunos autos que se iban.

—Okey, aquí dice que sigas de largo unas 5 cuadras —me ordenó la agente.

—Okey —respondí mientras miraba atenta todo.

La ciudad se veía decente, muy limpia y un poco pacífica. Las personas caminaban tranquilas, muy distinto de dónde venimos.

Frené en un semáforo en rojo y aproveché para bajar mi ventana. La temperatura era perfecta. Ni muy frío, ni muy calor.

Miré nuevamente hacia adelante esperando a que el semáforo cambiara. Delante del auto cruzaba mucha gente, pero dos en particular llamaron mi atención. Era una pareja, un hombre y una mujer. Él era unos centímetros más alto que ella. Pero nada de eso era lo que me había cautivado. Mi vista viajó un poco más abajo.

A sus manos entrelazadas.

Flashbacks llegaron a mi mente como si de balas se tratace.

El día en que Kate y yo salimos a caminar. Ese día ella se ofreció a sostener mi mano para no perderme. Y lo que no me esperaba era que no quería que me soltase rápido.

¿Así nos habremos visto ella y yo?
Cómo...¿Una pareja? ¿Eso somos?

—______ —la voz de María hizo que saliera de mis pensamientos.

—¿Qué? —la miré rápido.

—Está en verde —señaló el semáforo. Hice los cambios rápido y aceleré—. ¿Estás bien?

 Il Mio Sorriso Preferito - Kate BishopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora