Il Mio Sorriso Preferito - Kate Bishop

Cuídate.

Caminaba por un extraño pasillo. Las luces parpadeaban, haciendo que por momentos todo el lugar estuviera oscuro. En mis manos llevaba un arma, precisamente una M16A4 que apuntaba hacia adelante.

Al final del lugar ví una puerta, me acerqué a pasos rápidos y me pegué a la pared al lado de ésta. Me asomé rápido mientras apuntaba, no había nada. Entré lentamente en la habitación, todo estaba oscuro, pero en el medio de toda esa oscuridad había una luz blanca. No se podía ver de dónde provenía, pero llegaba hasta el suelo.

Miraba a todos lados mientras me acercaba a esa luz. Cuando llegué debajo de ésta, empecé a dar círculos mientras apuntaba. Mi corazón latía desenfrenado, parecía que iba a escapar de mi pecho.

Escuché algo detrás de mí y giré lo más rápido que pude mientras apuntaba. Lo que me encontré hizo que mi corazón se acelerara más y más.

—Bishop —sonreí aliviada.

Ella estaba ahí frente a mí, su pelo estaba suelto y una pequeña sonrisa adornaba su rostro.

—______ —me devolvió el saludo.

Quise acercarme, el problema era que mis piernas no se movieron. Volví a intentar y no pasó nada. Bajé la vista hacia ellas, las cuales parecían estar clavadas al piso.

—¿Te pasa algo? —preguntó. Levanté mi vista hacia ella.

—No...no lo sé —intenté reírme, pero estaba demasiado preocupada como para poder hacerlo.

Volví a mirar mis pies e intenté moverme. Nada, no pasaba nada.

Volví a mirar a Kate.

—No sé que está pasando Bishop —dije frunciendo el ceño.

—¿Qué estás haciendo ______? —preguntó.

La miré confundida, intenté buscar su mirada para saber de qué se trataba, pero sus ojos estaban en otro lado. En mis manos. Bajé mi vista, éstas se estaban levantando solas como por arte de magia. Siguieron subiendo hasta que el arma quedó apuntando a la cabeza de Kate.

—No... —susurré.

—______, ¿A qué estás jugando? —preguntó un poco confundida.

—No puedo moverme, no puedo hacer nada —intenté hacer algún movimiento, pero nada pasaba. Por el contrario, sentí como mi dedo se posicionaba en el gatillo—. No, no, no —levanté mis vista hacia ella.

La miré a los ojos. Esos ojos que ahora mismo me estaban mirando con un sentimiento que jamás pensé que tendrían.

Miedo.

—Por favor, no —intenté moverme con todas mis fuerzas pero nada pasaba.

—¿Qué está pasando? —preguntó con voz temblorosa.

—Vete Bishop, corre —la miré desesperada.

—No me puedo mover —informó asustada.

—No... —sentía como mi dedo estaba oprimiendo cada vez más fuerte—. Por favor...

Lo único que podía hacer era mirarla a los ojos. Los que tenían el suficiente poder para hacerme débil.

María estaba completamente equivocada. Sí tenía una debilidad, y esa debilidad era ella...era Kate. Mi debilidad eran sus ojos, su sonrisa, sus abrazos. Toda de ella era mi debilidad.

Negué varias veces mientras sentía como mi labio temblaba.

—Por favor... —supliqué antes de sentir como mi dedo apretaba el gatillo.