Advertencias: fic de época con muchas atribuciones. Chanlix como pareja principal, pero al ser un fic harem, también existirán otras interacciones. Drama y fluff.
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Consorte Lee. Emperatriz Lee. Qué bonito sonaba en la mente de Felix.
―Lixie.
El muchacho se arrebujó entre las sábanas, sintiendo el caliente cuerpo del príncipe al lado suyo. Le sorprendió brevemente sentirlo allí, pues cuando solía quedarse con él por las noches, al día siguiente despertaba sin compañía. Sabía que Chan tenía muchos asuntos que resolver, así que no se lo reprochaba, sin embargo, era agradable estar con él a su lado.
―¿Channie? ―murmuró, adormilado―. Déjame dormir un poco más...
―¿Eso quiere mi lindo prometido?
―¿Prometido? ―repitió Felix, y abrió los ojos de golpe, encontrándose con el hinchado rostro de Chan, de seguro por el sueño―. ¿Cómo, mi Príncipe?
Chan enarcó una ceja, un poco burlón ante el aspecto del menor, pero si era sincero, no le importaba demasiado. ¿Qué acababa de decir Chan?
―¿No te lo dije ayer, o estaba soñando, acaso? ―preguntó el príncipe―. Te haré mi Consorte ―reflexionó un momento―. Consorte Lee, ¿te gusta?
―¿Consorte Lee? ―repitió Felix, antes de sentarse bruscamente en la cama―. Chan, ¿estás hablando en serio?
―¿Chan? ―cuestionó el mayor―. Ahora, deberás llamarme marido.
Felix ni siquiera pudo controlarlo, y soltó un grito de la emoción, rodeando con sus brazos el cuello del príncipe. Chan soltó una risa que pronto quedó ahogada por los labios del muchacho, que lo besó en la boca, apenas creyendo lo que estaba escuchando por parte del de cabello negro.
Chan lo besó con suavidad, agarrándolo de la cintura.
―Mi Señor, mi Señor... ―gimió Felix―, ¿no estás jugando conmigo? Si es así, me romperías el corazón.
―Claro que no ―exclamó Chan―. Ya lo he decidido, amor mío. Te casarás conmigo.
―¿Cuándo? ¿Cuándo?
―Lo antes posible, por supuesto ―el príncipe se recostó en la colcha―, para que así, pueda follarte pronto.
Felix chilló por la indignación, dándole un golpe en el pecho y arrancándole más carcajadas al mayor.
―No sé por qué estás tan desesperado por eso ―reclamó Felix―, considerando que te has acostado con todo tu harem...
Las risas de Chan se detuvieron de golpe. En un inicio, el muchacho no lo tomó en cuenta, todavía fastidiado por las palabras del príncipe, pero al darse cuenta del raro silencio que se asentó, se giró a verlo.
