Capítulo 21.

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Advertencias: fic de época con muchas atribuciones. Chanlix como pareja principal, pero al ser un fic harem, también existirán otras interacciones. Drama y fluff. 

Sus ojos se sentían como bloques pesados

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Sus ojos se sentían como bloques pesados.

Trató de levantar su mano, sin embargo, la sensación pareció expandirse por todo su cuerpo en menos de un segundo. Emitió un gemido ronco y su boca estaba seca, con la lengua pegada al paladar.

Sólo recién pudo abrir sus ojos, pero observó el blanco del cielo. Tardó unos largos y dolorosos segundos en darse cuenta de que era un techo.

―Shhh, shhh...

El murmullo, a un lado suyo, le hizo mover su cabeza, sin embargo, el dolor pareció estallar en ese momento. En su rostro, en sus manos y en sus piernas. Soltó un nuevo gemido a través de sus labios secos.

―Necesita un poco de láudano para tolerar el dolor ―habló otra voz.

Pudo observar, entonces, que era Chan el que le había chitado para calmarlo. El Príncipe se veía pálido y demacrado, con grandes ojeras en su rostro, como si no hubiera dormido por horas. O días, quizás. En sus manos, sostenía una copa y la acomodó en sus labios, ayudándolo a elevarle la cabeza lentamente. El dulce sabor estalló en su boca y sirvió un poco para aliviar la desesperada sed que inundaba su garganta.

Chan pareció adivinarlo. Una vez terminó de beberlo, extendió su mano y agarró otra copa, dándole de beber agua ahora. Felix sentía que podía llorar por la sensación de bálsamo que apareció.

―Shhh, calmo, calmo ―susurró Chan, ayudándolo a recostarse otra vez en las suaves almohadas―, tranquilo, amor, te traerán algo de comer ahora, debes estar hambriento...

No tanto. Felix cerró sus ojos otra vez, sintiendo cómo el cuerpo parecía dormirse y el dolor aminoraba un poco. Era como si su piel ardiera y punzara, con miles de agujas enterrándose en distintas zonas de su cuerpo.

Sin embargo, la tranquilidad poco duró: de pronto, a su cabeza llegaron duros recuerdos de lo que había pasado. ¿Fue la noche anterior, acaso? Él fue a la cocina por agua, pero de pronto, llegaron unos asaltantes y había fuego en su casa. Fuego. Enormes llamas comiéndose todo a su paso.

Emitió un nuevo gemido y Chan se apresuró en calmarlo.

―No, calma, mi bebé ―le pidió el Príncipe―, calma, por favor. No te alteres...

―Ch-Chan... ―barboteó, y su voz fue apenas un farfullo ahogado y débil.

―Estoy aquí, no te preocupes ―Chan se veía muy aliviado, a pesar de todo―, estoy aquí y voy a cuidarte día y noche, mi vida. Ahora, por favor, tranquilízate un poco, no quiero que te alteres.

Felix quería ser capaz de seguir sus órdenes, pero fue como si los nervios atenazaran su estómago, fueran pinzas apretando su vientre y lo estrujaran, provocando que su corazón siguiera latiendo acelerado.

Jewel ♡ chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora