Capítulo 7

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"Nadie debería acostumbrase a lo malo, después llega lo bonito y crees no merecerlo."

"

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― ¿Por qué...? ¿Por qué haces esto por mí?

El chico me observó sorprendido, y volvió a acercar su rostro al mío para besarme cariñosamente.

― Porque soy tu motivo para vivir, ¿no?

Después de eso, nos dirigimos a clase hablando de todo y de nada, pero, había un pensamiento en mi cabeza, un absurdo pensamiento, que no me dejó en paz durante el resto del día. En clases, mi mente volaba al intercambio de besos que había tenido con el chico que me gustaba, y en el recreo, cuando estaba con él, mi mirada se dirigía sin permiso a sus aterciopelados labios. ¿Qué clase de conjuro me has lanzado para que solo pueda pensar en ti, Hiori Yo?

En el camino de regreso a casa, el absurdo pensamiento que se me había cruzado por la cabeza esa misma mañana, se me volvió a ocurrir, y me molestaba de sobremanera. Y es que, ¿quizá me besaba para que yo no me volviera a suicidar? Porque dijo que hacía lo que hacía porque él era mi motivo para vivir. ¿Era así o solo eran imaginaciones mías? Tenía que preguntarle, pero no veía el momento de hacerlo, y al final, me acabé despidiendo de él antes de hacerlo.

Así que, sin ningún suceso más de renombre en ese día, me acosté, y pronto me dejé llevar por los brazos de Morfeo.

A la mañana siguiente, tampoco reuní el valor suficiente para preguntarle. Él no me besó ni nada, y, pese a que yo moría por hacerlo, tampoco lo hice. Ni le besé ni le pregunté; estoy hecha una cobarde.

A última hora de clase, me dediqué a pensar sobre el tema. Dejé de prestarle atención al profesor, quién estaba explicando no sé qué sobre los órganos homólogos, y saqué una hoja al azar de mi archivador para hacer un dibujito de Tikki, el bichito volador de Ladybug. Suspiré, había llegado a una conclusión: ese día, a la vuelta de clase, le preguntaría y aclararía mis dudas.

Así que, cuando sonó el timbre que indicaba el final del horario escolar de ese día, recogí mis cosas a toda velocidad y me dirigí a la clase de mi amigo. Antes de entrar, me arreglé un poco el cabello y alisé mi falda para después acercarme a un chico que estaba en la puerta del aula de Hiori.

― Perdone― Hablé llamando la atención del chico, quien se giró a verme―, ¿está aquí Hiori?

― ¿Hiori-kun?― Se volteó para mirar al interior de la clase― Sí, ahí está, ¿lo llamo?

― Por favor― Asentí.

― ¡Hiori-kun!― Gritó volviéndose nuevamente hacia la sala― ¡Una chica muy linda te llama!― Volvió a girarse hacia mí para decir lo siguiente:― Ya viene.

En efecto, el chico de cabellos azulados apareció al otro lado de la puerta. Sus orbes del mismo color que el cielo me miraron de arriba a abajo, a lo que yo me sonrojé sin quererlo.

― No sabía que tenías novia, Hiori-kun― Se puso de morros el otro chico del que desconocía su nombre―, te me has adelantado.

― No es mi novia― Aseguró el nombrado―. Vamos, TN.

Así que me despedí del chico y seguí a Hiori, quién estaba básicamente huyendo de ahí.

― ¿Por qué no me esperaste donde siempre?― Preguntó con curiosidad.

Ni yo lo sé.

― No sé― Me encogí de hombros.

Él rió dulcemente y me removió el cabello.

― Bueno, me tendrás que disculpar, tengo que dejar unos balones en el almacén del club de fútbol― Dijo, y hasta que no lo mencionó, no me percaté de que llevaba consigo una bolsa de red en la que habían un par de balones―. Mejor ve yendo para tu casa, no quiero que tus padres se vuelvan a enfadar contigo por volver tarde a casa.

― No te preocupes, prefiero acompañarte― Aseguré―, gracias.

― Bueno, está bien, como quieras.

Así que ambos nos dirigimos al almacén del club, mientras yo me autoconvencía de que era entonces o nunca, tenía que preguntarle o si no, no podría dormir tranquila. Una vez llegamos frente al almacén, el chico abrió la puerta de este con unas llaves que llevaba consigo, y entró después de que yo lo hiciera para cerrar la puerta tras de sí y encender las luces.

Hiori comenzó a acomodar los balones mientras yo dejaba mi mochila en una esquina de la salada, y me senté en una colchonetas que habían apiladas a un lado. ¿Para qué necesita un club de fútbol colchonetas?

― Oye, Hiori― Al fin me digné a hablar. Era entonces o nunca―, ¿puedo preguntarte algo?

El masculino, quién ya había acabado de acomodarlo todo, se volteó para mirarme con esos grandes ojos que me encantaban.

― Claro, ¿qué pasa?

― Verás, esto...― Comencé a ponerme nerviosa y perdí el hilo de lo que iba a decir― esque... eso de ayer de que me besaste, cuando te pregunté por qué lo hacías, tú me respondiste que era porque eres mi motivo para vivir, y... bueno, quería saber si me besabas por eso o por si de verdad quieres besarme― Concluí con la mirada gacha. Repentinamente no quería saber su respuesta.

Él sólo rió suavemente y se sentó a un lado mío en la colchoneta. Correspondí a su contacto visual y esperé su respuesta, aunque lo que me llegó fue un dulce beso en los labios.

― Verás... No te besé porque sea tu motivo para vivir... Lo hice, y lo hago, porque me gusta. Me gusta besarte...― Confesó con el rostro sonrojado.

Sonreí tiernamente ante sus palabras y lo tomé de las mejillas para unir nuestros labios nuevamente, ansiosa por sentir otra vez un poco de su boca. Lamí sus belfos y metí mi lengua entre sus labios para enredarla con la suya. Me sorprendí ante lo rápido que aprendía el chico, hacía nada que nos besábamos, y él ya había mejorado considerablemente. Enternecida por su rapidez para aprender, dejé que dominase el acercamiento de forma inexperta.

Cuando nos separamos por falta de aire, un hilo de saliva seguía uniéndonos, pendiendo de nuestros labios. Me acerqué para lamerlo y mirar a los ojos cian del contrario.

― Me gustas... Me gustas mucho.




















 Me gustas mucho

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🍑✨🍑

Live for me [+18 Hiori Yo x female reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora