Capítulo 21

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"Quizás podamos querernos tanto que la distancia tiemble de miedo."

Ya había pasado un mes desde que entré al reformatorio

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Ya había pasado un mes desde que entré al reformatorio. Las cosas no iban tan mal como había pensado. Las clases eran un rollo, sí, y también echaba muchísimo de menos al de ojitos azules, Hiori, pero el día a día era entretenido. Mina solía desaparecer por las noches para hacer Dios sabe qué, y yo había estado... hablando con Otoya por mensaje.

Al final, no era tan mal chico como pensaba, simplemente era un mujeriego compulsivo. Me comentó que le gustaba el fútbol y que procedía de un antiguo clan ninja, quizá por eso Mina le llamaba "maldito ninja". También me dijo que se había ido del reformatorio porque le habían ofrecido una plaza en un proyecto de jóvenes promesas futbolistas llamado "Blue Lock", por lo que no volvimos a tener contacto hasta un mes después, que fue, según él, cuando le devolvieron el móvil tras meter los goles suficientes a lo largo de los partidos.

Por lo que él me contaba, no me acababa de quedar demasiado claro qué era eso de Blue Lock, pero lo dejé pasar. Un mes más tarde desde que volví a tener contacto con el ninja, éste mismo me dijo que le habían concedido una semana de vacaciones, y que se pasaría por la mansión de Mina en medio de esa montaña para que pudiéramos vernos de nuevo. Al principio me negué en rotundo de verle, pero el chico estuvo dándome la lata con el temita hasta que finalmente me convenció de que quedase con él algún día. Cedí porque, ¿qué iba a perder haciéndole caso? Así que esa misma noche, cuando Mina se fuera a otra habitación para hacer cosas pervertidas, yo saldría del reformatorio por donde mi amiga me había enseñado el primer día, y me reuniría con Otoya en la mansión de la chica. Ese era el plan, ¿qué podía salir mal?

Unas horas más adelante, Mina salió de su habitación después de despedirse de mí. Entonces, me levanté de la cama y le mandé un mensaje a Otoya de que en poco estaría en la mansión perdida en medio del bosque. Dicho y hecho, salí de mi habitación y me dirigí con pasos cautelosos a la salida de la cárcel, digo... internado. Una vez el frío de la noche me abrazó y el olor a maleza me golpeó la nariz, me permití respirar con tranquilidad al estar fuera del recinto. Sabía que si alguna de las hermanas me descubría, sería fuertemente castigada... pero no me importaba.

Comencé a caminar, casi correr, en dirección a nuestro punto de encuentro. Realmente, me sentía ansiosa por ver a Otoya por alguna razón que desconocía. Al fin, me encontré frente a la mansión. Tomé aire y traté de relajarme después de todo lo que había corrido sin ningún tipo de necesidad. De hecho, tenía hasta la sensación de que había llegado más pronto de lo acordado.

De una u otra forma, di tres pasos firmes hasta la entrada del edificio y abrí la puerta que chirrió suavemente entre el silencio agradable que inundaba el bosque. Apreté los dientes y me adentré dentro de la mansión. Y ahí estaba Otoya, con las manos en los bolsillos y la barbilla levantada, mirándome con una sonrisa desdibujando sus labios. Su cabello blanco resplandecía con la tenue luz que entraba por las ventanas y la puerta aún entreabierta, además de que su mechón verde caía sobre sus ojitos de forma que realzaba su mirada afilada.

Live for me [+18 Hiori Yo x female reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora