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Las vacaciones junto a Alfonso estaban llegando a su fin. Y si, solo junto a Alfonso porque, como bien había adivinado este, el día que llegaron fue prácticamente el primer y último día que vio a su amiga Charlotte y a Rubén. Se alegraba por ellos, al fin y al cabo, alguien debía poder disfrutar completamente durante esas semanas.

Alfonso le había enseñado el pueblo, la había llevado a cenar al puerto varios días e incluso habían salido a navegar. Cada noche Alfonso hacía honor a su palabra y, aunque le hacía el amor con besos y caricias, seguía respetando su decisión de ser virgen hasta el matrimonio. Incluso sin saber su oscuro y vergonzoso secreto.

Más de una noche se había imaginado que era con Alfonso con el que se casaba, era él con el que perdía la virginidad en la noche de bodas. Era con él con el que tenía tres o cuatro hijos, era con él con el que pasaba el resto de sus días... Le había dicho «te quiero» la primera noche de las vacaciones y se lo había repetido miles de veces más y Alfonso había sonreído como si decirle que le quería fuese el mejor regalo del mundo. Él había tardado un poco más en decírselo, pero Anahí jamás olvidaría el momento.

Habían salido del restaurante del puerto cuando ya era tarde. El cielo estaba oscuro pero las estrellas y la luna iluminaban lo suficiente para poder ver las preciosas fracciones de Alfonso mientras caminaban, dados de la mano, de regreso al coche.

— Annie, preciosa...

Anahí se ruborizó, como cada vez que él utilizaba ese apodo para ella.

— Haría cualquier cosa por ti. Lo sabes, ¿verdad? —ella había asentido, hipnotizada por su sonrisa y sus ojos— ¿y sabes por qué lo haría? —negó— Porque te quiero más que a mi vida, preciosa. No puedo pensar en nada que no seas tú cuando no estás. Eres mi primer pensamiento al despertarme y el último al dormirme.

Anahí había vivido en éxtasis desde entonces. Jamás pensó que Alfonso pudiese sentir nada serio por nadie, y menos por ella, que se había negado a acostarse con él desde el primer momento.

También se había muerto de ganas de compartir su secreto en numerosas ocasiones, pero cada vez que creía que estaba preparada para hacerlo, lo miraba y sentía que emborronaría todos sus deliciosos recuerdos con él con su futuro pactado.

— Estás pensando mucho —la sobresaltó de pronto, antes de darle un beso en su cabeza en señal de saludo— ¿Qué pasa?
— Nada —sonrió ella.
— Preciosa... No puedes engañarme —sonrió—. Te conozco de pies a cabeza, ¿en qué piensas tanto?

Anahí se mordió el labio inferior con nerviosismo. Ya quedaba poco para separarse de él, ¿qué mal podría hacer ya contarle la oscura verdad? Respiró profundamente y suspiró antes de hablar:

— Hay algo que debo decirte.
— Si...
— Yo... —los ojos de Alfonso eran de un verde tan profundo que Anahí sintió un pequeño mareo antes de responder del todo— Quiero que hagamos el amor.

Si se había esperado que Alfonso hiciese algo como bailar en el sitio o celebrar con vítores que por fin había accedido a acostarse con él, Anahí se llevó una desilusión enorme. Alfonso estaba frente a ella, con la misma cara que segundos antes, mirándola fijamente como si esperase que le diese la peor noticia del mundo.

— ¿Poncho, me has escuchado?
— Perfectamente, preciosa —contestó automáticamente—. Pero mi respuesta es no.
— ¿No?
— No.
— Creía que te morías de ganas.
— Y decir que no es dificilísimo, cariño —dijo, asintiendo con la cabeza—. Pero los dos sabemos que no podemos.
— ¿Por qué?
— Nos odiarías después y no podría vivir con eso, ¿por qué quieres hacerlo ahora, Annie?
— Yo... Yo...
— ¿Por qué?
— Ya no quiero llegar virgen al matrimonio.
— La verdad, ahora.
— ¡Esa es la verdad! No quiero llegar virgen al matrimonio, Poncho. No quiero desperdiciar mi vida con un hombre al que odio, no quiero seguir las normas de mi padre... No quiero que ese hombre se quede con lo que te pertenece. No quiero nada de eso —Anahí se tapó la boca tan pronto como se dio cuenta de lo que había dicho.

Futuro pactadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora