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Una semana después, Anahí no había podido sacarse de la cabeza las sensaciones de hacer el amor a la mano de Alfonso mientras que con su propia mano lo masajeaba a él. Sentía el hormigueo en su interior cada vez que cerraba los ojos e imaginaba que estaba en su habitación de nuevo.

No había vuelto a verlo, pero hoy había recibido no solo un mensaje, sino también un ramo de flores invitándola a ver una de sus charlas. Ella de marketing y negocios no tenía la más absoluta idea, pero la voz de Alfonso era aterciopelada y cada vez que hablaba parecía que le acariciaba con la voz así que no había dudado en ir para volver a escucharle.

No se sentó muy cerca del pequeño escenario en el que Alfonso iba a subir porque tampoco quería parecer una desesperada, pero fue de las primeras personas en llegar. Las luces se apagaron casi en su totalidad y después, uno de los profesores encargados del curso de marketing presentó a Alfonso Herrera, no solo como uno de los empresarios más joven y con más éxito del país, sino como uno de sus mejores ex alumnos en sus veinte años de carrera. La gente le aplaudió como si fuese de verdad un Dios y Anahí no se quedó corta porque para ella también era un Dios, un Dios del sexo que la había hecho tener su primer orgasmo con su simple mano.

Cuando terminaron de aplaudir, Alfonso se acercó al micrófono para dar las gracias y comenzar con su charla. No la había planeado mucho, no le gustaba ser un muermo cuando contaba algo así que llevaba toda su vida yendo al grano y resumiendo las cosas para que hasta el más tonto lo entendiese. Y ahora no lo estaba haciendo distinto, había empezado la charla con un par de bromas, relajando a los nerviosos estudiantes que estaban frente a él y después había empezado a contarles, bajo su propia experiencia, como podían llegar a ser personas de éxito, no solo en los negocios, sino también en su vida. Mientras hablaba, buscó entre el público a la rubia despampanante con la que había estado una semana atrás, Anahí, y cuando la consiguió encontrar, sonrió victoriosamente mientras le guiñaba un ojo de forma disimulada.

— Y hasta aquí por hoy, me encantará volver a veros la próxima semana. Si todavía no os he aburrido.

La mayoría de los asistentes soltaron una franca carcajada antes de dirigirse hacia fuera, pero a Anahí le llamó la atención uno de unas chicas que estaban sentadas delante de ella:

— Cómo si ese hombre pudiese aburrirnos en algo. Estoy segura que es de lo más entretenido en la cama.

Anahí estuvo a punto de decirles que si, que era lo más divertido que había hecho en su vida, pero las chicas solo se alejaron riendo entre susurros, como el resto de sus compañeros. De pronto se encontró sola, mordiéndose el labio nerviosa ¿debería acercarse a él?¿debería irse?

— Anahí Puente —sonrió de pronto Alfonso, dándole una respuesta a sus preguntas internas—. Qué placer volver a verte.

La palabra placer salió de sus labios de una manera tan ronca y sensual que Anahí sintió un escalofrío recorrerle la espina dorsal por completo. Se acercó a él como si fuese un imán y Alfonso chocó sus labios con los de ella en un dulce y superficial beso que provocó que le diese un vuelco al corazón.

— Hola.
— Me alegra que hayas venido, ¿quieres ir a cenar?
— ¿Ahora?
— Ahora es cuando tengo hambre —sus ojos se oscurecieron mientras sonreía de forma traviesa, dándole un nuevo significado a la palabra hambre.

Durante la cena Anahí se lo pasó realmente bien. La comida estaba exquisita y Alfonso la colmó de atenciones cada segundo, mirándole a los ojos, acariciando su pierna o su mano mientras hablaban, dándole pequeños besos cuando menos lo esperaba o compartiendo su comida con ella cada vez que veía en sus ojos cómo deseaba probar su plato porque parecía más apetecible que el suyo. También descubrió que tenían muchas cosas en común, y no solo cosas como el tipo de música que les gustaba escuchar o su opinión sobre algunos de los escritores más reconocidos del mundo.

Futuro pactadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora