La reunión fue larga y pesada. Normalmente no iba a ese tipo de juntas, pero necesitaban su opinión sobre varios temas y los nuevos equipos formados querían hacerle sus presentaciones para que les diese el visto bueno. Se suponía que les contrataba porque sabía que iban a ser buenos en su trabajo, ¿desde cuándo se había convertido en un profesor de niños pequeños que necesitaban pegatinas de premio para saber que estaban haciendo bien su trabajo? Anahí le vino a la mente. Anoche le había contado que estaba estudiando para ser profesora, aunque él no estaba seguro si Collins dejaría que su mujer fuese independiente de forma económica, tal y como Anahí parecía querer ser. Él si que la dejaría, se dijo, solo si ella quería, porque estaba seguro que sería una buena maestra. Anahí sería buena haciendo cualquier cosa que se propusiese, de eso no tenía duda. Suspiró. Había ocupado su mente desde que la había visto por primera vez, tan dulce y angelical que daban ganas de estrecharla entre los brazos, colmarla de besos y no soltarla jamás.
— Te espera —anunció Rubén de pronto, sacándole de sus pensamientos.
Se levantó de su asiento segundos después, estirándose la chaqueta y colocándose la colocada corbata por puro instinto. Carraspeó al pasar por su guardaespaldas y este asintió una vez, entendiendo que debía seguirle solo hasta la puerta. Esta conversación iba a tener lugar en privado.
Del otro lado de la mesa, Matthew Collins lo miraba sonriente, como si tuviese las respuestas a todas las preguntas del universo. Capullo. Se sentó en silencio al otro lado y solo lo saludó cuando se sintió verdaderamente cómodo.
— Collins —inclinó la cabeza.
— Herrera —contestó él, echándose hacia delante, impaciente por ver que le tenía que contar aquel niñato. Porque era un niñato. No llegaba a los treinta y se creía el rey del mundo, já. Podría hacerle volver a perder millones simplemente chasqueando los dedos—. Debo admitir que me sorprende que me hayas llamado, ¿tienes más millones que regalarme?
— No me siento tan generoso —se estiró, tranquilo—. He decidido que no me gusta compartir.Collins levantó una ceja, expectante.
— Entonces, ¿a qué debo el placer?
— Hace unos meses contactó conmigo Bill Puente, he oído que tienes amistad con él.
— Se podría decir que tenemos un trato bastante... Exquisito.Será...
— Ya... —entrecerró los ojos— ¿Crees que podría formar parte?
— Lo siento, muchacho, el trato está cerrado. Pero quizá podamos llegar a un acuerdo tú y yo.Alfonso se reprimió de hacer una mueca de asco, ¿de verdad estaba hablando de compartir a Anahí?
— Ya te he dicho que no me gusta compartir.
— Oh, pero yo soy muy generoso —asintió, sonriente—. Fíjate lo generoso que soy, que voy a invitarte a mi boda.
— ¿Te casas? No sabía que salieses con alguien.La sonrisa de Matthew se ensanchó, como si hubiese ganado el mejor premio.
— Oh, si. Estamos comprometidos desde hace tiempo, es una joven de lo más apetecible —Alfonso asintió, aparentando las manos en los reposabrazos de su silla.
— Que afortunado —se obligó a decir—, ¿cuándo será el enlace?
— Estamos esperando a que termine sus estudios. Pero estas vacaciones de primavera organizaremos todo, serás el primero en saberlo. Te lo aseguro. Tú no has pensado nunca en casarte, ¿verdad? Te vendría bien sentar la cabeza y centrarte un poco, así quizás no vuelvas a perder dinero tan a lo tonto.Ahora fue la sonrisa de Alfonso la que se ensanchó.
— Créeme, la idea cada vez me apetece más.
Después de que Psicosis sonase sin descanso durante toda la mañana, Anahí suspiró cansada cuando el tono de su padre comenzó a sonar de nuevo.
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Futuro pactado
FanfictionSolo era una niña cuando el futuro de Anahí se decidió. Todo estaba claro, debía estudiar en el mejor internado para señoritas, aprender cómo mantener una casa y a su marido contento pero, sobre todo, era su deber llegar virgen al matrimonio. No es...