Capítulo 14

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Pedri

"Date el placer
de conocerla..."

Después de todo lo que venía sintiendo por Marena, no me quedaba claro sí estaba agonizando o volando entre las nubes. Más bien, se siente como una tortura, estar ¿enamorado? de alguien que sabía no me iba a corresponder jamás y que además, es novia de uno de mis amigos... Amigo que creo comienza a sospechar lo que pasa por mi cabeza, sus gestos y acciones lo han delatado las últimas semanas o tal vez estoy delirando ya, creyendo que todos saben lo que pasa dentro mío, cuando no tienen la mínima idea y se la pasan más tiempo intentando descifrarme, que conociendo al verdadero Pedri González.

Ahora entiendo que amar y ser amado es algo que el ser humano necesita. Tal vez no siempre seremos amados por la persona que amamos, pero al menos, nos queda la hermosa sensación de haber conocido a alguien que arranca latidos de nuestros corazones. Ésto es algo que he estado pensando desde hace semanas, poco después de que Marena haya entrado a mi vida, sé que no es amor eterno lo que siento por ella, no por ahora. En éste instante lo que siento por ella verdaderamente es la esperanza de que algún día podamos mirarnos a los ojos sin sentir odio de por medio (su corazón es el único que siente esa clase de emoción aquí, el mío no ha dejado de gritar su nombre a gritos que he silenciado). Me gustaría tomar su mano, ir a dar un paseo juntos, compartir tiempo a solas como en la fiesta de Gavi o contarnos de nuevo recuerdos de nuestro pasado que guardemos con cariño y aprecio.

Por ahora, al parecer, no es posible. No siendo Marena aún pareja de mi amigo, no cuando piensa que la odio o que sus sentimientos hacia mí sean todo lo contrario al amor.

El sonido de mi celular me distrae de mis pensamientos. He estado todo el rato mirando documentales en Netflix, justo un viernes común, que podría estar disfrutando junto a los chicos, lejos de cualquier tipo de pensamiento que me siga cuestionando la razón y los sentimientos. Quito mi atención de la televisión y desbloqueo el aparato para mirar quién está al pendiente de mi en éstos momentos.

> Necesito tu ayuda.
> Me he quedado varado con una compañera a mitad del camino.

Leo los dos recados que me ha dejado Fernando en el WhatsApp, tengo más mensajes de los chicos también, pero éste ha robado toda mi atención. Decido llamarlo, mientras espero a que conteste, voy a mi cuarto a ponerme unos zapatos deportivos para ir a buscarlo. Bueno, a él y a su compañera.

- ¿Ya vienes?

- Voy saliendo apenas, estaba mirando televisión.

- Vale, te esperamos. Nos quedamos muy cerca de casa.

Veo a Fernando antes de siquiera estacionar el coche para salir y rescatarlo. Estaba cómodo en mi casa, aun así, su situación ameritaba de mi presencia: el caucho de su auto se espichó a mitad de la carretera. Y claramente, el único contacto en su teléfono capaz de ir a por él incluso a las 9 de la noche era yo. La otra cosa era que no estaba solo, me había comentado que una compañera del trabajo estaba con él, porque casi siempre que tienen turnos juntos en el restaurante, la alcanza a su casa. Hoy no fue la excepción, solo que se les complicó al final.

Bajo del coche y mi hermano me sonríe. Me acerco a ellos con pasos apresurados, la chica se queda mirándome, pero dirijo las palabras que expulso y mi atención totalmente hacia mi hermano.

- Cabrón, estaba haciendo maratón de documentales.

- ¿Qué te crees, Pedri? ¿Qué lo hice a propósito? – Su mirada me reclama más que sus propias palabras. 

bávara mía - pedri gonzález Donde viven las historias. Descúbrelo ahora