GIVE ME MORE

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Estábamos en el living despidiendo a los chicos, me resultaba gracioso ver lo ansioso que estaba Tom por que se fueran.

Tan pronto cómo cruzaron la salida Tom fijó su mirada en mí, sonrió con picardía mientras a la vez jugaba con su piercing. Subimos en silencio al cuarto, mientras caminaba delante de Tom podía sentir como repasaba todo mi cuerpo con su mirada.

-No quiero irme de aquí- entré al cuarto. Sentía algo de nostalgia pues habíamos tenido un muy buen recibimiento en Los Angeles.

-Yo sí, extraño estar en casa- se recostó contra el marco de la puerta, su mirada lentamente se estaba tornando desafiante. No podía despegar mi vista de sus labio, era adicta a ver cómo su lengua jugaba a mover su piercing- Megan, ¿te he dicho lo linda que eres?

Me levanté de la cama, caminé hacia el, pasé mi mano por su espalda buscando encontrar el cerrojo de la puerta para ponerle el seguro a la misma. -Un par de veces- sonreí con picardía- ¿Te he dicho que te amo?

Una pequeña risa abandonó sus labios, sin decir una sola palabra más, me tomó por la cintura pegando mi cuerpo al suyo y me besó, era un beso dulce y tranquilo pero a la vez lleno de posesividad y dominio por parte de el.
Su mano no tardó en subir por mi pecho hasta llegar a mi cuello, lo rodeó con la misma y lo apretó suavemente, me separé del beso y sonreí ante su acción.

-Vamos a la cama- tomó mi mano mientras comenzaba a caminar hacia ella.

Se sentó sobre el borde de la cama, cuando me tuvo en frente de el volvió a tomarme de la cintura, esta vez para hacer que me sentara sobre el, flexione mis piernas sobre el colchón, rodeé su cuello con mis brazos para volver a besarlo. Sus manos recorrieron mi espalda y bajaron hasta mis glúteos, los apretó con fuerza elevando levemente mi cuerpo.

-¿Por qué te pusiste un pantalón?- gruñó, pasó sus manos por mis caderas hasta llegar al broche de la prenda.

No respondí, escondí mi cabeza en su cuello y comencé a besar el mismo, quería dejarle varias marcas y regresarle el favor de obligarlo a tener que usar camisetas que cubrieran su cuello cómo he tenido que hacerlo yo.

Varios jadeos abandonaron sus labios mientras hacia su mayor esfuerzo por desabrochar mi pantalón-Megan...- Se dió por vencido. Sus manos regresaron a mi cintura, apretó mi cuerpo junto al suyo generando un roce contra su erección.

-Qué pasó, cariño ¿te pongo tan mal que ni siquiera puedes desnudarme?- sonreí de forma burlona, amaba hacerlo enojar en estos momentos.

- ¿Quieres que te demuestre quién pone peor a quién?- Mordió su labio inferior a la vez que apretaba más mi cuerpo contra el suyo para generar más presión entre su erección y mi intimidad.

-Tom...- Dije entre suspiros, mi necesidad por volver a sentirlo dentro de mí cada segundo aumentaba más.

-Te gusta ser dominada, ¿no es así?- la sonrisa burlona ahora le pertenecía a el.

- Por ti, si- recorrí su abdomen con mis manos, llegué al borde de su camisa y comencé a levantarla.

Desnudé su torso, me quedé hipnotizada al ver sus brazos y abdomen. Este hombre es perfecto.
Él imitó mi acción, en un movimiento rápido me despojó de mi top, pasó varios segundos admirando la parte semidesnuda de mi cuerpo.

-Soy adicta a ti, Tom Kaulitz- lo besé, era un beso brusco, lleno de pasión, ambos buscábamos tener completo dominio del otro.

-Levantate- obedecí tan rápido cómo pude, el solo sonreía- Quítate ese maldito pantalón- Su voz era profunda y llena de firmeza. Oírlo hablar de esa manera me erizaba la piel.

𝘼𝘿𝘿𝙄𝘾𝙏𝙄𝙊𝙉𝙎 | 𝘛𝘰𝘮 𝘒𝘢𝘶𝘭𝘪𝘵𝘻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora