53

8.8K 770 230
                                    

-Ya casi está lista la cena, más tarde vendré a revisarla- Lisa estaba terminando de ordenar la cocina.

-Pero aún es temprano- Dijo Bill sentándose sobre el mesón.

-Si, pero queremos dejar nuestra parte lista desde temprano para irnos a la piscina- respondí.

-Listo- Lisa se dió la vuelta para mirarnos- Ahora sí podemos irnos.

-¿Va ha haber alcohol, cierto?- el pelinegro bajó del mesón y comenzó a caminar hacia la salida.

-Te va a dar cirrosis- golpeé suavemente su cabeza.

-De algo me tendré que morir- se encogió de hombros mientras reía.

A lo lejos pude ver a Tom, se veía más serio de lo normal. Me preocupaba el hecho de que llevara tres días actuando de esa manera.

-Tom, ¿donde están Georg y Gustav?- preguntó Lisa mientras entraba a la piscina.

-Salieron a comprar lo que les tocaba a ellos. No creo que tarden mucho- se encogió de hombros.

-¿Vas a quedarte ahí parado?- Bill lo miró de mala manera.

-Que te importa- lo miró exactamente de la misma manera. Era gracioso verlos pelear.

Tom se acercó a mí, besó mi mejilla y luego se quitó la camiseta, cuando de dió la vuelta tenía marcas de rasguños en la espalda.

-Tom...- me acerqué a él. Mi mirada se encontró con la de Bill, quién ya se había dado cuenta de todo y estaba riendo.

-Que pasa, linda- me miró sonriente.

-Tú espalda tiene marcas- sonreí apenada.

-Tus pechos también- se encogió de hombros y comenzó a caminar hacia la piscina.

-Ni siquiera voy a preguntar- Bill rodó los ojos- Ya sé que fue lo que hicieron ayer en la noche cuando salimos a comprar lo de la cena.

-No puedes decir nada cuando ya has traído a dos chicas a la casa- Lisa se unió a la conversación.

-Tú haces mucho ruido cuando estás con Georg- señaló a la rubia- El jueves Gustav y yo tuvimos que dejar una canción a medias por su culpa.

-Así no juego- comenzó a nadar alejándose de nosotros, él pelinegro sonrió victorioso y luego se dió la vuelta para ir tras de ella.

Me giré para ver a Tom, quién otra vez tenía una expresión seria en su rostro.

-¿Pasa algo?- me acerque a él.

-No, linda, disculpame- me besó- No me prestes atención.

-Tom, llevas días así- acaricié su rostro- ¿Hice algo que te molesto?

-No sobre pienses esto- puso su mano sobre la mía- Todo está bien, solo me siento un poco distraído. Te amo

-Y yo a ti- sonreí, me acerque más a él para poder besarlo.

Obviamente no le creía nada, esos cambios de actitud no eran normales en Tom. Cada vez me sentía más confundida, pero no quería darle muchas vueltas al asunto.

Pasamos al menos dos horas en el jardín, estuvimos hablando y jugando en la piscina. Ya había anochecido por lo que decidimos entrar de nuevo a la casa.

-¡llegó el alcohol¡- Gustav entró a la casa, tenía una gran caja llena de distintas botellas en sus manos.

-Lo compró él, a mí no me vayan a decir nada- Georg entró detrás del rubio, camino hasta la mesa y dejó varias bolsas sobre ella.

𝘼𝘿𝘿𝙄𝘾𝙏𝙄𝙊𝙉𝙎 | 𝘛𝘰𝘮 𝘒𝘢𝘶𝘭𝘪𝘵𝘻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora