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-Buenos días, Megan- Tom entró al cuarto, su semblante era completamente serio.

Acababa de salir del baño, estaba intentando tener ánimos para arreglarme. Me dolía el pecho, tenía los ojos y la nariz hinchada.

-Buenos días- salí del baño y me senté sobre la cama. Mi voz sonaba desgastada, tenía dolor de garganta.

-¿Cómo te sientes- caminó hasta quedar frente a mí- ¿Te duele algo?

-El pecho y la garganta, ha de ser por el frío que hacía anoche- me encogí de hombros.

-Debí buscarte otra pijama, disculpame- se sentó junto a mí.

-No me pidas disculpas- puse mi mano sobre su pierna- Muchas gracias por todo lo que hiciste por mí.

-No me agradezcas, lo hice con amor- acarició mi mejilla, me regaló una sonrisa a dientes cerrados- Hoy tendrás que ver a tú madre.

-No quiero hablar de eso- suspiré a la vez que cerraba mis ojos con fuerza- Solo quiero pedirte perdón.

-Está todo bien, fue tu reacción natural y no debes pedirme perdón- su voz sonaba tan tranquila. Moría de ganas por besarlo.

-¿Puedo darte un beso?- alcé mi vista para mirarlo.

-Claro que si, bonita- sonrió, tomó mi rostro entre sus manos para acercarme más a él.

lo besé, era suave y tierno. Pasé mis manos por su cuello. La tranquilidad regresó a mi cuerpo.

-Esto no volverá a pasar. Te amo- dejé un pequeño beso sobre sus labios, escondí mi cabeza entre su cuello.

-Te amo muchísimo más-me abrazó por la cintura- No quiero alejarme de ti nunca.

-Yo tampoco... Estoy muy apenada por lo que pasó- él estaba jugando con mi cabello, besé su hombro.

-No te quedes en eso- besó mi mejilla- Ya pasó- hizo una pausa antes de volver a hablar mientras miraba su reloj- Lydia ya debe estar llegando.

-Sé que esto terminará mal- cerré mis ojos con fuerza.

-Intentaré estar cerca por si acaso- se levantó de la cama- Vamos, seguramente ella ya llegó.

Me levanté resignada de la cama, quería estar lo más tranquila posible para no terminar viendo la violencia como una opción. Quería pensar que está sería la última vez que la vería.

Bajamos al primer piso, el camino fue increíblemente corto a comparación a cualquier otra vez. Lo primero que ví al bajar fue a mi hermano caminando de un lado al otro con desesperación.

-¿Ya llegó?- me acerqué a él.

-Si... está en el jardín- pasó sus manos por su cabello- No debí decirle que viniera, esto va a terminar mal. De solo verla me dan ganas de gritarle.

-Vamos allá- lo tomé por el brazo- Terminemos con esto rápido.

Salimos al jardín, ella estaba sentada en la mesa esperandonos, sus ojos se iluminaron cuando nos vió sentarnos frente a ella.

-Hijos, que gusto verlos- Enderezó su espalda, una sonrisa se formó en su rostro. No era más que una cínica.

-No somos sus hijos- Georg la interrumpió- Llámenos por nuestros nombres cómo lo hace todo el mundo.

-Miren, yo no quiero molestarlos- su alegría había desaparecido por completo- Si quieren esta será la última vez que me vuelvan a ver, pero solo quiero que me escuchen.

Ninguno respondió, solo la miramos con desinterés. Sentía algo de lastima por ella, pero no podía evitar ser dura.

-Niños, ustedes conmigo no iban a llegar a ningún lado, yo nunca fuí buena madre y sé que no tengo forma de excusarme por lo que hice, pero véanse ahora, son más fuertes que cualquier otro adolescente de su edad, son famosos, son millonarios.

-Una niña de 10 años no necesita ser fuerte, nosotros debíamos haber estado estudiando, jugando cómo cualquier Infante normal, no buscando la forma de conseguir dinero para poder comer o vivir sintiéndonos miserables porque todos nuestros amigos tenían una familia excepto nosotros- me incliné hacia ella para mostrarme aún más desafiante.

-Lydia, mientras usted estaba iniciando una nueva vida en Canadá, nosotros tuvimos que dejar la escuela para empezar a tocar en bares y restaurantes solo para tener algo de lo que vivir- respondió mi hermano, su tono de voz era desinteresado.

-Yo no creí que hubieran sufrido tanto- escondió su rostro entre sus manos. ¿era ella la que se sentía mal?- ¿Qué debo hacer para que me perdonen?

-Nada- volví a recostarme en mi asiento- No hay nada que compensen 7 años de abandono.

-Megan tiene razón- Georg acarició mi hombro- Lo mejor que puede hacer es dejarnos tranquilos, nosotros ya hicimos una vida sin usted.

-Yo no soy una simple extraña, soy su madre- ahora sonaba desafiante. Eso me confirmó que sus disculpas nunca fueron sinceras.

-No, usted nunca fue una madre de verdad- la miré con desprecio- No tiene derecho a exigirnos nada después de habernos hecho eso.

-¿Por qué no intentan entenderme? yo nunca estuve preparada para ser madre.

-Y aún así tuvo dos hijos- una risa burlona se escapó de la boca de mi hermano- Si quiere hacer algo por nosotros debería largarse y jamás volvernos a molestar.

-¡NO!- golpeó la mesa con fuerza ¿Qué carajo le pasaba a esta mujer? - Dense cuenta que si no hubiera sido por mí ni tendrían nada de esto.

-¿Me estás jodiendo?- Me levanté de mi asiento- Conseguimos esto por nosotros mismos, nos costó mucho trabajo. Que se supone que aportó usted ¿Traumas?

-Esto es estúpido- Georg imitó mi acción y se levantó- Por qué no mejor desaparece nuevamente, es lo único que sabe hacer bien por lo que parece- se dió la vuelta para irse.

-Georg Moritz Hagen Listing, vuelve aquí- ordenó, luego se levantó casi tirando de la mesa.

-Quien se cree usted para darme una orden- la miró de arriba abajo, una expresión de asco se formó en su rostro- Usted no es nadie, no tiene nada, no sabe hacer nada más que aprovecharse de las personas, debería darle vergüenza vivir de esa manera- se dió la vuelta y entró nuevamente a la casa dejándome a solas con ella.

-Vayase de aquí por favor- por alguna razón comencé a sentirme nerviosa- Georg y yo ya fuimos lo suficientemente claros con usted.

-Megan, no me digas que no quieres una madre- su rostro se relajó, caminó hasta quedar frente a mí- No me digas que no deseas todo lo que tus amigas tenían.

-No, lo único que deseaba de ellas era la estabilidad económica de sus padres, y adivine qué, ahora tengo eso y mucho más - le dí la espalda- Ya puede irse y no volver jamás. Feliz año nuevo- entré a la casa, cerré con seguro las puertas del jardín por lo que ella tuvo que pasar entre los arbustos e irse por la playa.

Tan pronto cómo entré Georg corrió hacia mí y me abrazó con fuerza.

-¿Nos dejará tranquilos?

-Espero que sí, Georg- correspondí a su abrazo- Si ella regresa lo mejor sería tomar acciones legales.

Pasamos unos pocos minutos más hablando sobre lo inesperado y traumático que había sido aquella situación. Prometimos no darle vueltas al asunto pues se acercaba año nuevo y teníamos que celebrarlo a lo grande.

.-.-.

Ahora sí vienen cosas más bonitas, entre ellas, un ff de Bill. Estén pendientes <3

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𝘼𝘿𝘿𝙄𝘾𝙏𝙄𝙊𝙉𝙎 | 𝘛𝘰𝘮 𝘒𝘢𝘶𝘭𝘪𝘵𝘻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora