Cazador de colmillos

Capítulo 18 "¿Vampiresa?"

{Jack}

Tras hablar con la reina de los vampiros me monté en mi moto para regresar a casa.

Su voz se me hacía muy familiar y esos ojos tenían algo que recordaban algo pero no sabía el que.

Miré mi reloj de pulsera. Eran las 17:01.

Llegué a casa en tres minutos gracias al poco tráfico que había.

Ahora debo estar atento para ver si encuentro a una chica con el anillo de la vampiresa.

Entré en mi casa y enseguida Snow vino saludarme.

-¡Vamos pequeño! En poco tiempo tenemos una "cita"- dije haciendo comillas en la última palabra con mis dedos

Mi pequeño cachorro empezó a menear el rabo de un lado a otro alegremente.

Subí las escaleras de dos en dos y me dirigí a mi habitación.

Abrí las puertas de mi armario y saqué unos jeans con una camisa azul claro con rayas azules mas oscuras.

Me quité la ropa negra que llevaba y me puse el conjunto que acababa de sacar de "mi caos de ropa con puertas y mal olor" según mi tío Norte que ya pasa de venir a mi casa.

He de admitir que mi habitación no esta bien colocada ni mucho menos. Calcetines sucios por el suelo, calzoncillos por el escritorio repartidos, camisetas manchadas debajo de la cama... Lo típico en un chico de mi edad.

De mi Zapatero saqué mis adoradas Vans azules con los cordones negros y la suela totalmente blanca.

Seré muy cerdo y poco ordenado pero mis Vans y Converses están impecables. Pero mejor no hablemos de las New Balance y demás... 😋

Bajé las escaleras a toda ostia y salí de la casa no sin antes coger mis gafas de sol Ray Ban.

Fui a la casa de al lado después de mirar mi reloj para asegurarme de que era la hora acordada.

Me disponía a llamar a la puerta cuando esta se abrió dejándome ver a Anna.

-Pasa Jack- me dijo con una cálida sonrisa

Entré en la casa.

Rapunzel estaba sentada en el sofá y Mérida en el suelo ya que la rubia la peinaba.

-¡Jack!- escuché y reconocí rápido la voz

-¡Hey Hipo!

-Elsa está acabando- dijo y luego miró hacia las escaleras- eso creo...- susurró esto último pero aún así lo oí

Se escuchó un fuerte ruido proveniente de la parte superior de la casa.

-¡Tadashi!- se escuchó gritar a Elsa

<<¿Tadashi? ¿Quién coño es Tadashi y por qué Elsa acaba de chillar?>> pensé

-Tadashi es un primo lejano de... ¡Merida!- dijo Rapunzel como si me hubiera leído la mente, cosa imposible.

-¿¡Qué?!- gritó Mérida y enseguida recibió un codazo de la rubia- ¡Ah sí! ¡Mi primo!

-Déjalas Jack. Son muy raras.- me dijo Hipo

Se escucharon una pasos y en un abrir y cerrar de ojos Elsa estaba plantada en frente de mí.

Llevaba unos jeans y una camisa igual que la mía con unas Vans idénticas.

-¡Eeh!- gritamos los dos al unísono- ¡No me repitas! ¡Agh! ¡Cállate!

-Que monos...- dijo Anna y ambos nos giramos a la vez para fulminarla con la mirada

-¿Nos vamos?- volvimos a decir al unísono- ¡Ya me callo!

Los dos salimos de la casa y Elsa sacó una gafas de sus jeans.

-Genial. Ya vamos iguales- dije yo sarcásticamente

-Deja de quejarte. ¿Dónde vamos a ir?

-¡A comer un helado!- grite feliz infantilmente

Elsa rió y la agarré de la mano para hacerla correr hasta la heladería.

Lo que ella no sabía es que al darle la mano le había clavado una pequeña aguja extrayéndole sangre.

Hice algo parecido con Anna, Rapunel y Mérida.

A Anna se la extraje cuando iba a cerrar la puerta. Yo puse mi mano encima de al de ella para cerrarla yo y entonces la pinché.

A Rapunzel se la quité cuando me acerqué a las escaleras. Se la clavé en el cuello.

A Mérida se la saqué cuando me agache a cogerle el peine a Rapunzel que se la cayó al lado del brazo de Mérida.

Nadie notó nada porque son agujas muy pequeñas que ni siquiera los vampiros la notan.

Llegamos a la heladería y pedimos nuestros helados.

-Yo lo quiero de vainilla con chocolate con leche por encima.- dije a la dependienta

-Yo lo quiero de yogur natural con frutos rojos y sirope de fresa por encima.- dijo Elsa sin quitar esa preciosa sonrisa de su cara.

¿Preciosa? No no. Seguro que dije cariñosa. Si seguro que fue eso.

Pagué los helados de ambos y salimos de la heladería.

-¿Y ahora que hacemos, Einstein?- preguntó ella con gesto chulesco

-No lo se princesa. ¿Que quieres hacer?

-Reina para ti, plebeyo- contestó ella echándose a reír y yo la imite.

-¿Que te parece si te llevo a un lugar especial para mi?

Elsa se limitó a sonreír y asentir.

Le tendí mi mano y ella la agarró decidida.

Anduvimos por un largo camino de baldosas de colores hasta llegar a un banco blanco de madera justo en frente del lago.

A esa hora, si te sientas en el banco, podías apreciar el hermoso contraste que provocaba el sol al ocultarse aparentemente rozando el lago con sus rayos.

Hice una señal a Elsa para que se sentase y, cuando ella lo hizo, yo me senté a su lado.

-Dime Jack- dijo Elsa tras unos minutos de silencio observando el paisaje- ¿por qué este lugar es tan especial para ti?

-Verás. Cuando tenía 5 años, mi madre y yo veníamos todos los domingos al bar de allí enfrente. Este lugar es especial porque mi madre y yo comprábamos un helado, nos sentábamos aquí a comerlo y luego jugábamos al escondite por todo el parque. Pero desgraciadamente mis padres murieron cuando yo tenía 8 años.

-Lo siento Jack. No debí preguntar.

-No te preocupes. Algo me dice en tu mirada que me entiendes- respondí mirando a Elsa a los ojos.

Sus enormes orbes azules mostraban dolor y tristeza a la vez que miedo. Este último sentimiento no lo entendí muy bien.

-Mis padres murieron cuando yo tenía 4 años y mi hermana y yo vivimos con mi tía hasta este año que nos mudamos aquí para estudiar con Hipo, Mérida y Rapunzel.

-Creo que deberíamos dejar el drama. ¿Quieres regresar ya?- pregunté dispuesto a levantarme

-no- dijo Elsa tirando de mi hacia el banco y acercándose a mí- quedémonos un poco más por favor.

Asentí y Elsa apoyó su cabeza en mi hombro y se agarró a mi brazo.

-¿Sabes? Me gusta estar contigo Jack

-Y a mí contigo Elsa

Continuará...