Capítulo 16. Besos de Buenas Noches

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Andrea se había levantado con dolor de espalda, le dolía las piernas, le dolía todo, todo de todo, literalmente no quería levantarse de la cama.

Sabía que montar sin silla le iba a traer dolor o quizás era por he hecho que ¡Varios caballos la tiraron como si nada de su espalda!

—Maldita y sensual flojera— insultó por lo bajo.

O también podía ser la flojera después de un día muy arduo.

—¿Quieres que te cargue?

Preguntó inocente Link. Andrea pensó por unos momentos, no, no quería ser una bolsa de papas, gracias.

—No... tráeme mi mochila, allí tengo algo para el dolor... —mencionó, Link asintió y fue por la mochila de Andrea, ella gruñó de dolor.

Link buscó entre la montura de Epona y por fin encontró la mochila de Andrea, la mochila se destacaba una pequeña estampa de flor en ella, Link no lo había notado antes... pero se congeló a verla.

¿No era la misma flor extraña que vio en el jardín?

Negó, no podía ser, aparte, tampoco sabía si eso era una flor, parecía una mancha roja. Atrajo la mochila hacia él y regreso al establo, allí vio a Andrea gruñir como un gatito hacía unos hombres.

—No necesito su ayuda, gracias.

—Pero tenemos hierbas que la puede ayudar y todo.

—No, gracias, no tengo rupias, tampoco, pueden irse.

—¿Qué ocurre? —preguntó Link, los vendedores se voltearon a verlo y se lanzaron sobre él.

«Vendedores ambulantes», pensó Andrea y unos muy pesados.

Ya le había dicho que no quería nada y ellos seguían ofreciéndole, Andrea no se sentía con la fuerza necesaria para amenazarlos ahora y se encontraba muy cansada mentalmente para responder.

—Tenemos muchas cosas.

—Hongos.

—Setas.

—Y más hongos.

—Y hierbas para el dolor.

Link entonces supo porqué Andrea no quería comprar nada... él tampoco para ser sincero, si hubieran vendido algo nuevo tal vez...

—Perdón, no quiero nada.

—... —los vendedores no lo dejaron escapar y sonreían más, de nuevo volvieron a decirles sus artículos de hongos, pero al final el dueño de local les amenazó si seguían molestando a los clientes.

Link le entregó la mochila a Andrea que ella de inmediato buscó sus hierbas.

—Algunos vendedores pueden ser... pesados —susurró Link.

—Sí, tienes que tener cuidado a veces algunos se enojan...

«Aunque no creo que sea tan feo como en mi vida anterior», Andrea se recordó que los vendedores ambulantes daban dolor de cabeza y una migraña intensa. Pero no les podía meter a todos en un mismo saco, había vendedores que con un "no" ya era suficiente.

¡Soy la Prometida del Héroe de Hace Cien Años! ‖ Link x OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora