Aroma

Parte 4

Recostado sobre el piso frío de su camarote Sanji trataba de controlar su temperatura corporal, ese beso había logrado erizar la piel de su cuerpo casi al punto de provocar que su parte viril despertara, la fiebre había regresado y debilitado su cuerpo pensó que tendría que ir con Chopper a un nuevo chequeo pero no sabría explicarle cómo iniciaron sus síntomas, por lo que optó en no decir nada y dejar que su cuerpo se repusiera solo, solo jalo una almohada al piso y procedió a dormir.

Despertó de su sueño al ver cómo la puerta de su camarote se abría y entraba el espadachín, a pesar del olor a alcohol que era muy fuerte, Sanji detectaba el delicioso aroma que lo atraía a Zoro, al ver el torso desnudo y sudoroso la atracción se convertía en deseo.

La mirada de Zoro lo hacía sentir indefenso cual cordero apresado por el lobo, su cuerpo se paralizó pero su conciencia estaba lo suficientemente despierta por lo que trató de salir de la habitación a lo cual este lo sujeto con una mano por ambas muñecas, aunque intentó poner resistencia poco a poco fue arrastrado a la cama.

Esto hizo que estuvieran lo suficientemente cerca para que la fragancia de Zoro lo sofocara causando que su consciencia se terminara y comenzó a besarlo poco a poco los besos se fueron haciendo más intensos sus lenguas danzaban solo se se separaban para recuperar un poco el aliento pero aun así un hilo de sus salivas los seguía conectando.

Zoro liberó de su agarre a Sanji el cual se apresuró a rodear con sus brazos el cuello de este,  con sus ágiles y largas piernas rodeó su cintura para acercarlo más a él.

Zoro  separó sus bocas y le dio un ligero mordisco en el oído para posterior bajar lentamente a su cuello, con un brutal jaloneo arrancó su camisa para así descubrir su pecho para mordisquear esos pequeños y rosados pezones, causando que la espalda de esto se arqueara por el placer que esto lo producía ambos ya se encontraban extasiados y sus partes viriles tan despiertas, Zoro soltó  el abrazo de las piernas de Sanji para poder desnudarlo completamente y de igual manera el terminar desnudar la parte inferior de su cuerpo.

La imagen desnuda e indefensa del cocinero encendió la bestia que dormía en Zoro, por lo cual comenzó a prepararlo lentamente introdujo uno a uno sus dedos a su boca para humedecerlos  para posterior acariciar la parte trasera, a lo que Sanji solamente respondía con pequeños quejidos pero no lo detuvo, en un rápido movimiento intercambió sus dedos por su miembro como resultado un grito ahogado, una y otra vez embistió el pequeño trasero del cocinero hasta llegar al clímax y ambos cayeron sucumbidos en los brazos del otro.