Descendientes Long Live Evil

¡Bienvenidos al reino de Nueva York!

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Tristemente ni Descendientes ni Percy Jackson me pertenecen. Solo me inspiro en ellas para la elaboración de esta obra. Espero les guste

Tenían suerte que el amanecer apenas estaba surgiendo. De lo contrario, el aglomerado de personas que llegaron a la playa hubieran hecho que moverse y explorar el misterioso lugar fuese mas difícil. Ese era el pensamiento de Mal al ver como la atención de los lugareños rodeando los restos de la embarcación en la que se encontraban. Gracias a dios actuó rápido y se escondieron en uno de los locales de comida cercanos para después, con un hechizo que conocía de memoria, sus ropas se vieran bajo efectos de la ilusión para que se vieran diferentes (agradecía la insistencia de Evvie en ello, aunque para esta situación, tanto Noah como ella todavía podían sentir la humedad y la arena pegada en ellos).

Había tantas cosas por hacer. Tenía que encontrar la manera de conseguir ropa y suministros. Descubrir en dónde se encontraban. Buscar la manera de regresar. Asegurarse que los demás estuvieran bien. Todo ello sin hablar de la razón principal por la que todo esto empezó. 

Se frotó el entrecejo con frustración. 

Tal vez si volara, o consiguiera un bote, podrían comenzar el viaje de regreso en la noche utilizando las estrellas como guía tal y como le enseño Harry. Pero sin tener que sacar sus alas, sabía que estaban dañadas. Además, la sola idea de adentrarse en el cielo o en el mar hacía que sus instintos se activaran y la hicieran querer huir lo más lejos posibles de tales territorios. Necesitó mucha fuerza de voluntad para no sucumbir a sus instintos. 

Vio de reojo a Noah quien se apresuró a husmear el local y empezar a recolectar comida. El pequeño aprendiz al parecer se encontraba motivado a obtener recursos y tal vez explorar el lugar con más detalle ( al menos eso fue lo que le dijo al llegar a este local ) y depositando su confianza en ella lo que le permite actuar con holgura pese a la situación. Confiaba en que Mal lo mantendría a salvo. 

Pese a que ha pasado un tiempo desde los acontecimientos que rompieron la jaula de la Isla de los Perdidos y unió a su gente con Auradon y los reinos vecinos, aún le afecta el hecho e que la gente confíe en ella. Una chica que apenas a cumplido los 16 años. Si se pone a pensar en ello, solo le gana a Noah con 5 años. Y aún así tanto él como gran parte de su gente la tratan como una adulta. Solo sus amigos, sus padres y aquellos con los que ha convivido más tiempo la tratan como la adolescente que es. Adolescente que hizo muchos cambios, pero adolescente al fin y al cabo. A veces, todo simplemente se siente demasiado.

Pero no debe pensar en eso. Esconde esas ideas y emociones en lo profundo de su ser y se pone manos a la obra. 

De momento no pueden volver. Atlantis parece no querer volver a verlos (volver a verla) en su territorio. Y algo le dice a Mal que hay algo que tampoco desea verla en los cielos. Además, esta bastante segura que las criaturas creadas por el océano no vienen por parte del padre de Ariel. Hay otra cosa que los estaría esperando si trataran de volver a casa. 

Tampoco pueden comunicarse por ayuda. Mal no cuenta con los ingredientes o herramientas necesarias como para tratar de establecer conexión con Auradon o la Isla. Y aunque lograse crear un hechizo, necesitaría saber la ubicación exacta de su hogar o por lo menos un objeto que provenga de alguien de su hogar para establecer la conexión. Tanto ella como Noah perdieron todo en el mar. 

La gente de este lugar no parecen ser una amenaza. Aunque pese a estar un tanto alejada de la multitud, se empieza a abrumar por las diferencias culturares que empieza a detectar. Ropa, música, vehículos, ( ¿Cómo pueden moverse por las olas con una simple tabla de madera?), sin mencionar las extrañas construcciones de metal que vio a lo lejos. Parecía un lugar colorido, pero un construcción curvilínea hecha con metal, un círculo gigante y otras construcciones grandes en un solo lugar no le da mucha confianza.