Capítulo 36: De mal en peor

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Me siento peor, es así. Hoy en clase, tuve que hacer una presentación sobre los onigiris japoneses. Mis compañeros solo se burlaban de mí, diciendo casas en un japonés inventado sin dejarme empezar mi presentación. También en medio de esta, soltaba algún comentario igual. Al terminar la presentación, dijeron que "No queremos comer esa puta mierda" y ni aplaudirme hicieron. A la hora del patio, me tenía que llamar el médico, pero no lo hizo. Eso me enfadó un poco más. Resulta que el médico llamó a mi madre en vez de a mi. En casa, tuve una discusión con mi madre, hablando sobre lo que le comente en ese capítulo, pero no hay manera de hacer que me entienda, me sigue echando en cara los 4 suspensos de la segunda evaluación, diciendome que no era una excusa que hubiera tenido problemas, que esos había que dejarlos a un lado y estudiar. Yo me callé y no le dije que entre en clase, que estaba distraído y en casa que lo único que quería era ponerme a jugar a la consola para olvidarme de estos mismos no me daba para estudiar, a parte de que me distraigo mucho y que solo me vendrian malos pensamientos al estudiar. Después, en mi grupo , dijeron de quedar a las 18:00 y yo dije que para mi, era muy tarde y pregunté si podíamos quedar a las 17:30 y Omoi dijo que fuera yo a las 17:30 que ella iba a ir 18:00 o incluso más tarde. Y eso me fastidió, creo que lo último dicho era más para molestar (obvio no a malas) pero yo quería negociar, pero recibir ese no rotundo tan de frente, me molestó, aunque es culpa mía que me molestara y no la suya, que quede claro, ella no ha hecho nada malo. Y la gota que colmó el vaso fué Kuron. Ayer, le pedí si me podía dejar su pelota de volleyball para poder yo grabar un video para educación física. Hoy hablé con él para ver si quedaba y me la traía y me dijo que hoy no iba a quedar. Yo le pedí perdón por meterle presión, pero quería saber cuando me la iba a traer. Me preguntó "¿Cómo que ayer?" y que si no lo podía hacer con una pelota de plástico. Yo le expliqué que me dijo que si se pasaba, la traía y me dijo que eso era un puedo, no un sí o sí. Después, releyendo la conversación, me di cuenta de que se refería a que si ese día se pasaba, la traía, no que me la iba a dejar. Me perdoné y me puse a llorar por un minuto o menos.

Echaba de menos llorar, pero me gustaría que fuese por media hora, no por un breve minuto. Ahora ando entristecido en mi habitación, triste y sin ganas de hacer nada. Como antes mencioné, iba a quedar con mis amigos, pero dudo asistir. Me siento mal. Mi madre era la única luz que iluminaba mi camino y se apagó. Ahora lo veo todo negro como un cine. Me siento todo roto, perdido. Si esto sigue, va a acabar mal y, como termine de la manera en la que pienso, va a acabar muy mal.

Crónicas de mi adolescenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora