1- La muerte de Renata

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NARRADOR OMNISCIENTE

Ese día apestaba a muerte.

O tal vez solo era una sensación extraña e intrascendente, pero en el aire se sentía como poco a poco, la vida dejaba un cuerpo y se marchaba sin ver atrás, sin importar que la humanidad se perdiera con la muerte.

La habitación blanca tenía una mezcla extraña de olores que podrían recordar a un hospital en el mundo antes del apocalipsis, alcohol, lejía, lavanda y medicamentos extraños.

Alisson junto a Joseph, el doctor de la base militar, habían logrado mantener la habitación limpia y lejos de los demás mientras el cuerpo pálido de la extraña yacía, casi sin vida, en aquella camilla.

De hecho, solo ellos, Carter, Paul y Crayton, sabían que Renata estaba viva, pero si alguien más aparte de ellos entraba a la habitación, bien pensaría que era un cadáver el que tenían en esa camilla.

Renata tenía el rostro pálido y debajo de sus ojos las venas negras seguían presentes junto a unas amplias ojeras moradas. Las venas no habían desaparecido y ya había pasado una semana desde que la habían encontrado en aquel lugar.

Alisson se acercó y con cuidado limpió la herida de la mordida, de la misma forma en que había estado haciéndolo en los últimos siete días y cuando había desinfectado, notó un cambio extraño en el monitor de al lado.

El ritmo cardiaco de Renata bajó de un solo y un pitido sordo inundó el lugar haciéndole saber que el corazón se había detenido. Las manos de la chica castaña sudaron y abrió sus ojos asustada antes de actuar.

Gritó el nombre de Joseph y se movió con pasos torpes hacia el desfibrilador para reanimar a la extraña.

La puerta se abrió de un golpe y el doctor entró con unas páginas en la mano, las cuales tiró por algún lado y ayudó a Alisson a iniciar la reanimación.

Las palas en el pecho de Renata hicieron su trabajo y ambos vieron el monitor mientras la primera descarga eléctrica intentaba reanimar el corazón, pero la línea estaba recta, no había nada más que el pitido ensordecedor que no paraba de ponerles nerviosos.

─De nuevo. ─murmuró Alisson.

Volvió a intentarlo y el cuerpo de Renata se sacudió ante la descarga eléctrica.

Mierda, eso era malo para su cuerpo y aun cuando no hubo ningún tipo de cambio en el monitor, Joseph susurró que la habían perdido, pero la pequeña Crayton no estaba dispuesta a perder a la extraña, no después de cuidarla por una semana, así que lo intentó una vez más.

Fue casi imperceptible, pero el latido apareció en el monitor y ella suspiro con pesadez, dejando las planchas en la mesa y sintiendo todos sus músculos tensos.

Cuando la muerte nos separe [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora