3- Déjà vu

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HOLI, DIGAN HOLI ZOMBIELAND

ESPERO QUE LES GUSTE EL CAP, DISFRUTEN, MUAK

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Perspectiva de Aitana al día de la muerte de Max y lo que pasó después. 

AITANA MCLAREN

Miriam me llamó mientras Maximiliano y yo reuniamos el medicamento de mamá.

No tenía idea de que su reserva de insulina se había terminado. A pesar de que habíamos intentado reducir la dosis manteniendo una buena alimentación, tanto como esto pudiera ser posible en un apocalipsis zombie, siempre seguía necesitándola y yo había estado demasiado distraída para darme cuenta de que casi no tenía y que ella no iba a pedirme más.

A mamá nunca le había gustado que saliera por provisiones, pero para su desgracia, era la jefa de este grupo y no me sentía muy cómoda dejando que los demás arriesgaran su vida por medicamentos para ella o por comida en general.

A veces pensaba que tenía demasiada suerte.

Nunca había sido gravemente herida en una misión, bueno, si dejamos de lado el día que los extraños nos robaron donde me lastimé la pierna.

Así que supongo entonces que creí que era inmortal. Lo peor que podías hacer en un mundo que cada día te demostraba que sobrevivir era peor que dejar de hacerlo.

Porque el problema de ser más que un simple mortal era que ibas a ver a todos a tu alrededor caer.

No era un ser inmortal, pero después de tanto nunca entendí porque seguía con vida.

Para cuidar a mamá seguro, para cuidar de mi familia. Ese era mi deber.

─La reserva está intacta. ─murmuré.

Maximiliano a mi lado se encargó de observar que el pequeño refrigerador escondido aun estuviera conectado a la planta solar del lugar.

Estaba pensando seriamente en movilizar lo que quedaba de insulina a nuestra casa, así que tomamos todos los medicamentos, y pasamos a buscar algunas cosas para las infecciones y para la fiebre.

Encontré unas vitaminas que serían muy buenas para Renata, teniendo en cuenta que estaba necesitada de vitamina D.

Sonreí un poco.

Estaba aterrada por mi mamá, pero pensar en Renata me generaba una paz que era incapaz de explicar.

Ella había llegado a mi vida para hacerme sacar mi cabeza del hoyo. Todo este tiempo sobreviviendo nunca había visto por mí, sino por todos a mi alrededor y que me hiciera ver que de nada servía mantener a todos a salvo mientras tu alma decaía, fue perturbante.

Cuando la muerte nos separe [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora