幽灵界 | Mundo Espíritu

Capítulo 35: Perderse (1)

Borja miraba impaciente como avanzaba la llama de la avaricia, —¿cuánto va a durar este asado?

Abaddon dijo: —Si podemos atravesar esta oscuridad, atravesémosla.

Mammon dijo: —Pero no conozco la dirección correcta.

Abaddon se quedó helado, —¿no has estado aquí antes?

Mammon dijo: —No fue así la última vez.

—¿Cómo fue la última vez?

—Primero nos encontramos con el desierto, luego con las llamas de la avaricia, con el agua y, por último, con la oscuridad.

Abaddon frunció el ceño: —¿Así que ahora es al revés?

Metatrón dijo: —O podría ser otro lugar. 

¿Otro lugar?

Mammon frunció el ceño: —Quieres decir que el Décimo Reino se está moviendo—. Los enanos, hadas, titanes y hombres lobo que habían llegado al Décimo Reino se habían encontrado con diferentes condiciones. Algunos se encontraron primero con el desierto, otros con las llamas o el agua, pero sólo los lobos se encontraron primero con la oscuridad. Ignoran el tema porque las importaciones y exportaciones no cambian.

Metatrón dijo: —Tal vez periódicamente.

Mammon guardó silencio.

Abaddon dijo: —Entonces, ¿qué hacemos ahora? ¿Seguir adelante? ¿Salir y volver a entrar? ¿O esperamos aquí hasta que de repente se convierta en un desierto?

Borja dijo: —¿No puedes responder a esas preguntas por ti mismo?

Abaddon dijo enfadado: —Mierda. Eres listo, ¡hazlo tú!

Borja dijo: —Ya basta. No necesitas ser inteligente para hacer una pregunta tan simple. De igual forma, no sabemos cuál es la respuesta correcta, así que las probaremos una a una. De todos modos, una siempre es la correcta.

La boca de Abaddon estaba abierta y lista para maldecir, pero después de escuchar eso, sintió que tenía sentido y miró a Mammon y Metatrón.

—¿Seguimos? — Mammon le pidió consejo a Metatrón.

Metatrón asintió.

Así que el grupo subió al carruaje y siguió viajando.

Para no perderse en la oscuridad, los cuatro fueron anotando las direcciones a medida que avanzaban.

Borja dijo: —Recuerdo haber leído que cuando caminas por el bosque y el desierto, crees que caminas en línea recta, pero en realidad caminas en línea torcida.

Abaddon le revolvió el cabello. —¿No puedes decir algo bueno?

Borja apartó la palma de su mano, —¡estaba a punto de decirlo!

Abaddon gruñó: —Dímelo tú.

—Mi investigación encontró que la razón por la cual esas personas no podían caminar en un línea recta, era porque...— Deliberadamente mantuvo las cosas en secreto. Es una pena que no había nadie que lo apoyara, por lo que no tuvo más remedio que continuar, —todos tienen patas torcidas. Lo he visto hace un momento, y las patas de nuestros caballos son bastante rectas, así que no te preocupes.

—...— ¿Así que su capacidad para salir esta vez depende de si el arco de sus patas es lo suficientemente recto?

El carruaje permaneció moderadamente tranquilo.

No sabían cuánto tiempo recorrieron, pero la oscuridad siempre estuvo envuelta alrededor del carruaje, y las llamas de la avaricia hace tiempo que se desvaneció.

Abaddon dijo impaciente: —¿Se acabará alguna vez?

Borja dijo: —¿Qué tan grande crees que puede ser el Décimo Reino?