幽灵界 | Mundo Espíritu

Capítulo 90: Anillo (2)

El corazón de Mammon latía salvajemente y no se atrevió a apartar los ojos del bello rostro que tenía delante ni un instante, por miedo a ver el menor atisbo de arrepentimiento o disculpa en sus ojos.

Pero no había ninguno.

Metatrón miró fijamente el anillo durante mucho tiempo y de repente dijo: —No me gusta este estilo.

—¿Estilo? — Mammon esperaba muchas respuestas, tales como: Lo siento, no puedo aceptarlo. Otro ejemplo: Gracias, yo también te amo. Pero no hay absolutamente nada relacionado con el estilo. Así que quedó atónito durante tres segundos antes de volver en sí y decir, —entonces, ¿qué estilo quieres?

Metatrón sonrió y dijo: —Lo simple está bien.

Mammon bajó la cabeza, sus palmas cerraron lentamente el anillo en su palma, como si estuviera reteniendo algo.

—¿Mammon? — Metatrón acercó su cabeza.

Mammon levantó la cabeza de repente y la luz brillante en sus ojos casi quemó dos agujeros en Metatrón, —Meta—. Su voz era ronca, lo cual era completamente opuesto a su expresión.

Metatrón lo miró con una sonrisa.

—Te amo—. Después de que Mammon lo dijo, sus labios se presionaron contra los labios de Metatrón.

Metatrón inconscientemente se inclinó hacia atrás, pero enseguida lo rodearon por la nuca y sus labios se sintieron calientes.

Mammon cerró los ojos y se entregó a este momento.

El alma que ha estado vagando solitaria durante miles de años finalmente encontró un puerto en este momento. El dolor, la confusión, la desilusión y el fastidio del pasado se han convertido en el preludio de la sinfonía del amor. Por muy intenso y vigoroso que fuera en ese momento, ahora se ha convertido en un río de dulzura que fluye lentamente.

Metatrón agarró la mano de Mammon y lentamente la apartó.

Mammon abrió los ojos.

Los ojos azules de Metatrón estaban muy cerca. Podía ver claramente su propio reflejo en sus pupilas.

—Mammon—. Metatrón inclinó ligeramente la cabeza hacia atrás, luego sonrió, —creo que es hora de tomar una taza de café.

Mammon volvió a sentarse, pero su estado de ánimo era completamente diferente al de cuando llegó por primera vez.

Éxito, éxito, éxito...

Había fuegos artificiales en secreto en su corazón.

—Esta noche...— Comenzó Metatrón.

—¿Esta noche? — Los ojos de Mammon se iluminaron y parecía tan emocionado como un joven enamorado por primera vez.

Metatrón dijo: —Mañana volveré al cielo, así que tengo algo que explicar esta noche.

—¿Todavía quieres volver al cielo? — El estado de ánimo de Mammon cayó del cielo al infierno. La brecha era tan grande que era casi comparable a su caída del cielo.

Metatrón dijo: —Sí. Regreso de mis vacaciones.

—¿No crees que sería bueno tener unas vacaciones ilimitadas? — Mammon intentó disipar su idea.

Metatrón sonrió y dijo: —El cielo no siempre me mantendrá en suspensión sin sueldo.

Mammon se inclinó levemente hacia adelante y dijo en un tono extremadamente solemne: —¿Qué te parece venir al infierno a trabajar a tiempo parcial?