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Las palabras que decía el profesor de literatura eran muy claras, todos en el aula entendemos perfectamente lo que quería decir con lo que explica. Mantenemos nuestras miradas sobre él para que esté consciente de que lo estamos escuchando. Yo solo estaba pensando que eso ya lo sabía, era lo mismo que el profesor dijo el día anterior y nadie es capaz de interrumpir para decirle que ya lo había mencionado, obviamente yo no sería la que lo haga.
El sonido de la chicharra avisó el fin de las clases, sé que muchos en el salón agradecimos mentalmente porque la tortura haya concluido, solo dos días de clases y los profesores lograron absorber mis energías.
Tomé mis cosas colgándolas sobre mis hombros, dispuesta a irme. Las actividades extracurriculares comenzarían en dos emanas, mi jefe lo sabía, por esa razón mis horarios de trabajo variaban. En el camino a mi casillero me di cuenta de las miradas de algunos de los chicos de mi mismo grado. Desde mi primer año de secundaria noté que las personas prestaban atención cuando yo estaba cerca, mis amigos señalan que es debido a mis "rasgos tan llamativos", es su manera de decirme que soy bonita. Dijeron que eso sucedía desde mucho antes de que me diera cuenta. A lo largo de estos años, en San Valentín he recibido cartas de diferentes personas, hombres y mujeres, sobre todo de una.
—¿Tienes trabajo hoy? —preguntó uno de mis amigos caminando a mi lado con dirección a las puertas de la escuela.
—Sí, mi turno comienza en treinta minutos.
—¿Quieres que te lleve?
—¿Estás ligando con Grace? —se burló una voz diferente detrás de nosotros, interrumpiendo nuestro andar.
—No es así, Ymir.
—¿Ah, no? A mí me pareció que sí. No te culpo, Porco, Grace es muy linda y sexy—cubrí mi rostro con una de mis manos intentando no reír.
Ella sonrió con diversión por la situación, fue hacia mí y me abrazó por los hombros. No era un secreto para mí ni para los demás sobre su interés por las mujeres, de hecho eso había quedado muy claro desde el momento en que nos conocimos hace más de cinco años, fue en el primer día de secundaria cuando resaltaba lo bonita que yo era, provocando cada vez mi sonrojo, ahora ya estoy acostumbrada. Sí, ella es aquella mujer de la cual recibía más cartas en San Valentín, incluso después de que le dejara en claro que me gustan los hombres. Sus coqueteos se había detenido un poco cuando conoció a mi pequeña hermana, Historia. Con quién ha mantenido comunicación desde aproximadamente seis meses.
