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—Ah~ Levi~
Me retorcí debajo de su cuerpo tras experimentar las oleadas de placer que me inundan con cada uno de sus movimientos con los cuales solo logra tocar más a fondo mi interior. Sus jadeos cerca de mi oído son jodidamente sexys, sus labios atrapan el lóbulo de mi oreja y luego bajan por mi cuello hasta mis pechos metiendo uno de ellos en su boca y juguetea con el pezón antes de hacer lo mismo con el otro.
—¡Levi~! Sí, sigue así —pedí aferrando mis piernas en su cintura ayudándole con las penetraciones.
—Me encanta como me aprieta tu interior.
Lo hemos hecho algunas veces desde que comenzaron estos encuentros sexuales luego de la primera cita (hace tres semanas) y mi interior parece no acostumbrarse a su tamaño, pero no puedo quejarme de eso porque a él le gusta y admito que se siente muy bien.
—¡Ah~! —gemí cuando volvió a golpear ese punto mágico en mi interior—. ¡Sí, sí~!
Sus jadeos se volvieron más pesados con forme se mueve, avisando que él también está a punto de llegar. Mis manos se aferraron a sus brazos.
—¡Oh, Levi~! —sentí como mis paredes se contraían apretando aún más su pene, eso fue suficiente para que él terminara también.
—Te dije que era mejor pedir para llevar —dijo dejando un beso en mi mejilla.
—Sí, tenías razón —llevé uno de mis brazos a sus hombros acercándolo un poco más—. Fue mucho mejor —tomé sus labios entre los míos en un corto beso.
—Descansemos un poco y luego vayamos a cenar, o la comida se enfriará.
—De acuerdo —acepté.
Un suspiro salió de mis labios cuando salió de mi interior. Quitó el preservativo desechándolo y luego se recostó junto a mi para recuperar energías. Algunos minutos después nos limpiamos y tras vestirnos fuimos a la cocina donde habíamos dejado lo que compramos antes de ir a su departamento.
—Tengamos otra cita —pidió repentinamente en medio de la cena.
—¿¡Eh!? Acabamos de tener una hace dos días —fruncí los labios algo sorprendida por la repentina invitación—. ¿Por qué tan de repente? Si solo quieres tener sexo conmigo dilo y ya.
