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Busqué entre mi mochila hasta tocar mi iPad, la saqué encendiendo la pantalla y tomando el lápiz. Continuaría con uno de los últimos dibujos en que estaba trabajando desde hace unas semanas. La cafetería estaba un poco llena, la mayoría eran adultos, aunque hay uno que otro estudiante de mi escuela, ellos suelen venir los fines de semana o en sus citas. La decoración del lugar da un toque elegante y al mismo tiempo romántico que a todos les gusta para una primera cita, además de que a unos locales hay una tienda de flores, así, si se les olvida comprar algo con qué impresionar, pueden ir ahí antes de entrar y parecerá que lo tenían planeado.
Sentía su mirada sobre mi desde aquella mesa en el fondo, no ayudaba para nada a concentrarme en mi dibujo. Seguía muerta de vergüenza después de mi fracaso por hablarle. Me estoy portando muy tonta, en la escuela le hablo bien incluso al director y aquí ahora no puedo hablarle a ese estúpido chico.
Observé el reloj, solo faltan cinco minutos para que den las seis y termine mi turno. El aburrimiento al fin terminará. Dejé mi dibujo antes de arruinarlo. Apoyé mis brazos sobre la barra y me recosté un poco observando el reloj digital en el mostrador.
Oí la puerta de servicio abrirse, después un par de pasos. Sonreí al ver a mi reemplazo atravesar por la puerta del mostrador.
—Marqué tu tarjeta. Pareces feliz de verme.
—Lo estoy, ahora tu te quedas a cargo —salté de mi lugar quitándome el delantal.
—Bien, vete y déjame solo —se quejó con drama.
—Eso haré, nos vemos.
—Espera, yo te salvé del aburrimiento, ¿no te vas a despedir de mi? —giré los ojos acercándome para besar su mejilla.
Él sonrió en cuanto mis labios lo tocaron y yo le mostré un gesto burlón.
—Nos vemos, Nick.
—Nos vemos, Grace —contestó dando un guiño.
Dí una última mirada hacia su mesa, ya no me mira, pero sí a mi compañero, con disgusto en su rostro. Tomé mis cosas y salí del lugar. Mi horario laboral había terminado temprano, así que el cielo sigue iluminado y hay personas caminando por las calles, la mayoría son adolescentes. Caminé con tranquilidad por las mismas calles de siempre, mientras más lento más tardaré en llegar a casa y eso no me da gran problema, mi familia creé que todos los días salgo a las diez del trabajo y no es cierto, hay días en que salgo a las seis o siete. Pensé que tal vez podría ir con Sasha o Porco ya que es a dónde voy en ocasiones para pasar el rato.
