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Bajé del auto al estar dentro del estacionamiento del edificio donde se encuentra su departamento. Colgué mi mochila en mis hombros con la mirada sobre Levi esperando que se mueva para ir a su departamento. Lo vi moverse, así que hice lo mismo, di un par de pasos hacia la puerta del estacionamiento, pero al dar el segundo paso una mano me tomó del brazo obligándome a regresar. Una corriente me recorrió erizando mi piel cuando algo tibio y suave hizo contacto contra mis labios, sus labios. Cerré los ojos correspondiendo de inmediato, siguiendo el ritmo seductor que despierta cada rincón de mi cuerpo como si lo reconocieran de algún lado y anhelan su atención.
Sus manos sobre mi cintura me empujaron contra su auto evitando que pueda alejarme y ayudando a que su cuerpo se acerque más al mío, moviéndose contra mi pelvis con un ritmo suave despertando esa excitación contenida por tanto tiempo. Sus dedos bajaron hacia mis piernas rozando mi piel provocando un escalofrío. Un jadeo se escapó de mi garganta cuando su dura entrepierna chocó mi. Deshizo el beso entre ambos recuperando un poco de aliento.
—Vamos —tomó mi mano llevándome con él hacia las escaleras del edificio.
Nuestros pasos fueron lo más rápido posible hasta llegar al tercer y último piso donde está su departamento. Abrió la puerta de inmediato adentrándonos. Está vez fui yo la que inició el beso, desesperada por satisfacer la maldita excitación, por vivir personalmente lo que es estar con él y no en un sueño. En medio del beso ambos empezamos a avanzar hacia su habitación para una mejor comodidad en ella.
