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Está semana, o mejor dicho, el mes entero, tiene una gran importancia para los que son de último año. Las cartas de las universidades comienzan a ser enviadas desde los primeros días, en ellas está la respuesta a la solicitud y determinan si quedaste seleccionado o no.
Mis padres estaban en la cocina, ignorando la fecha y el acontecimiento en una de las habitaciones de la casa, la cual pertenece a mi hermano.
—¿Qué hora es?
—Las once y media —contesté con la mirada en mi celular recostada en la cama de él.
—¿Cuánto ha pasado desde la última vez que pregunté?
—Exactamente cinco minutos —aparté la mirada dejando el celular en la cama para verlo sentado frente a su computadora en ese escritorio viejo.
—Es un infierno.
—Tranquilo, estoy segura de que quedarás.
— Pues eso espero, es la única universidad a la que mandé solicitud.
— ¿No pensaste en un plan B?
— Lo pensé, pero le di tantas vueltas que se me pasó la fecha, así que no sigas mis pasos —me señaló— ¿Qué tal Liam?
—¿Liam? —pregunté intentando que diga a lo que se refiere con su pregunta.
—¿Tu novio?
—Sé de que Liam me hablas —di una mirada rápida a la puerta asegurándome de que nadie escuche.
—Sí, a ese me refiero. ¿Qué tal van?
—Ah... Del uno al diez... Tal vez ¿Cinco? —murmuré con el ceño fruncido.
—¿Cinco? Grace, si él ya no te gusta, ¿Por qué continúas con la relación? —reclamó.
—Por qué me gustaba en un principio, no me di cuenta cuando dejó de interesarme.
Mentía, claro que me había dado cuenta del momento exacto en el que mis sentimientos hacia él estaban desapareciendo y fue en aquel festival de la escuela donde cada uno estaba con sus respectivos amigos, yo lo veía desde mi lugar pensando en nuestro noviazgo, fue entonces que me di cuenta que mi corazón no actuaba de la misma forma que cuando comenzamos a "salir". Ni siquiera estaba segura que lo que sentía por él era amor o cariño de amigos.
