XXVI

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La chica bajó la mirada, metiendo sus manos en el bolsillo, sacando las llaves para mostrárselas al mayor.

Lena odiaba tener que despertarse temprano; sin embargo, esta vez tenía que despertarse aún más temprano para que Roman no fuera hasta su habitación a sacarla con todo y pijama del lugar.

La razón de su desvelo era una que nunca pensó que iba a tener: el señor Don Nadie...

Hace dos días había recibido un correo de su parte. Pensando que era alguna otra misión que estaría lista para negar, se sorprendió al ver un video donde se veía al hombre siendo atacado. Más bien, el lugar en donde estaba; no había logrado entender qué era lo que este decía, porque el video tenía interferencia y se cortaba en la mayoría de las secciones, pero saber que ella no fue la única que lo recibió la hizo sentirse aún más integrada.

Fue por eso que Roman, Tej, Ramsey y ella decidieron hacerle una visita a Dom, el cual había comenzado su vida lejos del radar, sin comunicación con nadie, ni siquiera con ella. No celulares, no computadoras, no nada, razón por la que Lena siempre tenía que ir de visita sorpresa, lo que una vez le había costado el parabrisas de su auto.

La chica salió de su casa en Dubái. Sí, había decidido regresar al desierto, a pesar de que el clima asfixiante no era su favorito; le había tomado cariño a ese lugar, su taller seguía funcionando y siendo de los mejores, todo iba bien.

Después de dos años, todo seguía igual, tranquilo, y Lena apreciaba eso.

Pero no iba a dejar que esa curiosidad se quedara en eso, no cuando sabía que algo le pudo haber pasado a Don Nadie, el cual se había portado tan bien con ella. A veces la visitaba, le llevaba algunas cosas, siempre con esa misma frase.

"Te quiso mandar un regalo diferente esta vez." Esta no tenía ni idea de a qué se refería con eso, y las veces que intentaba preguntarle, cambiaba de tema con rapidez. Incluso había intentado preguntarle al pequeño Don Nadie; no había funcionado, parecía que ambos tenían un pacto o algo así, ninguno contestaba sus dudas.

Siguiendo con Don Nadie, ella sabía que había algo raro en todo eso, porque no había razón para que este le enviara el mismo video a todos los del equipo.

Si era así, era porque había algo que los relacionaba a ellos, ¿no?

—¡Lena, si no estás lista, voy a amarrar el colchón al jet!

***

—Oigan, no es por asustarlos, pero hace un año casi recibo una bala en la frente —dijo Lena una vez que comenzaron a acercarse a la casa de Dom.

—¿Qué? —preguntaron todos con sorpresa a la vez, mirándola por un segundo.

—Digamos que Dom se puso algo paranoico después de que Brian llegara a su vida y no deja que un auto desconocido se acerque a más de tres metros de su casa... —dijo Lena, mirándolos mientras comenzaba a abrir la ventana.

—¿Y no pudiste decirnos eso antes?

—Sí, lo sé, lo olvidé. —Lena vio cómo Letty y Dom se ponían en el camino, ambos apuntando un arma hacia el auto. Tej se detuvo de inmediato; Lena tomó el pequeño juguete que llevaba para Brian, sacándolo por la ventana. —¡No me dispares otra vez! —esta pidió, sacudiendo el juguete antes de decidir bajarse junto a Roman.

Ambos bajaron, mirando hacia la pareja mientras hacían un corazón con sus manos y brazos. —¡Soy Roman! ¿Te acuerdas? Tal vez no me reconozcas porque me broncié toda la semana. —Lena soltó una risa antes de ver cómo ambos se calmaban y soltaban sus armas.

Una vez todos estuvieron cerca del hogar, bajaron del auto; Lena abrió los brazos una vez que vio cómo el niño corría hacia ella. —¡Tía Lena!

—Pequeño Brian, te extrañé muchísimo, ¿tú no? —el menor asintió antes de abrazar de nuevo a la mayor. Esta sonrió antes de sacar el juguete que había en su bolsa. —Mira, te traje esto.

𝐌𝐈𝐑𝐈𝐊𝐈𝐓𝐄𝐊𝐈 || Han LueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora