XV: FIN DE PARTE TRES

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Una semana después

Una semana había pasado desde ese suceso en las montañas. Todo estaba bien, como si nada hubiera sucedido. Lena, Twinkie, Han y los demás seguían trabajando en el taller como de costumbre, ahora, con Sean como nuevo miembro. Claro que este no recibía una paga como tal, solo las llantas que Twinkie le daba para que las gastara en sus prácticas.

Pasaban su día en el taller. Como en ese momento, todos estaban en el lugar, cada quien con su tarea. Lena y Han, por otro lado, estaban dándole unos retoques en la parte baja a Mona.

Ambos estaban bien, demasiado bien. A Lena le daba un poco de miedo eso; Han había estado demasiado amoroso esos últimos días, demasiado cariñoso. No es que este no fuera de esa manera con ella, pero ese comportamiento tan repentino de él era extraño.

Los brazos del asiático rodearon la cintura de la menor, quien estaba ajustando las tuercas del vehículo que tenía sobre su cabeza. —Deja eso un momento. —Este susurro en su oído hizo que ella dejara la llave a un lado. —Mírame. —Este pidió. Lena obedeció, dándose la vuelta y tomando su rostro en sus manos mientras él seguía con sus brazos en su cintura.

—¿Qué sucede?

—Tengo curiosidad por saber algo. —Lena asintió, pidiéndole que dijera su duda. —Si yo llegara a desaparecer de tu vida un día... ¿Cuánto te tomaría formar una familia?

—¿Qué? —La chica preguntó con asombro y confusión. —¿De qué estás hablando?

—Si yo muriera, no sé, hoy, ¿buscarías una vida tranquila y en paz? Una vida... ¿Feliz? —Lena solo lo miró a los ojos, sin entender qué era lo que este quería sacar de esa pregunta.

—No entiendo tu punto. ¿Por qué estás preguntando ese tipo de cosas, Han?

Han se encogió de hombros, negando con la cabeza, mirando sus castaños ojos con cariño. —Solo quiero estar seguro de que si algo llega a pasarme algún día, tú estarás bien y seguirás con tu vida. —El mayor respondió, dejando un beso en su mejilla antes de esconder su rostro en su cuello. —Prométeme algo, por favor.

Lena solo hizo un sonido con su garganta, no entendiendo cómo es que esa conversación la había puesto tan pensativa. —Si algo llega a pasarme, si llego a desaparecer de tu vida, prométeme que seguirás adelante, encontrarás tu felicidad, sea aquí en Tokio o en otro lado... Serás feliz, prométeme eso.

—No, ¿Han, de qué estás hablando? No vas a desaparecer. —Estaba seria, pero esa pequeña risa tenía un toque de nerviosismo escondido en ella. ¿Por qué hablaba de muerte de manera tan repentina? —No puedo prometerte ser feliz, no si en esa vida que me pides que viva no estás tú.

—Sabes que cualquier cosa puede pasar. Aunque estemos viviendo en la sombra, sabes que siempre estaremos en la mira, ¿cierto? Solo quiero asegurarme de que serás feliz.

—Lo seré, contigo. —Han negó; sus ojos ya estaban comenzando a picarle. Este chocó su frente con la de ella. —Han...

—Prométeme que si algo llega a pasarme algún día, vas a vivir bien, conocerás a alguien, formarás una familia y serás feliz, promételo, por favor.

Lena escuchó su insistencia, casi sonaba como un ruego, y esta sabía que no iba a dejar de pedírselo si no se lo prometía. Por lo que, asintiendo, soltó esas palabras que este tanto quería escuchar. —Lo prometo.

—¿Qué prometes?

—Que seré feliz.

—Exacto. —Este murmuró, dejando un suave beso en sus labios, abrazando a la menor a su cuerpo, compartiendo un largo beso, como si fuera el último que compartirían en esa vida. Cuando se separaron, este sonrió, dejando un beso en su mejilla antes de volver a rozar sus labios. —Te amo, siempre lo haré, mi amor.

𝐌𝐈𝐑𝐈𝐊𝐈𝐓𝐄𝐊𝐈 || Han LueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora