Capítulo 3: Terapia familiar

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T/n, Merlín y su familia estaban parados en la oficina de Weems, Morticia notó su anuario escolar en el escritorio y lo recogió.

—Es nuestro anuario viejo —jadeó—. No lo había ojeado en 20 años. Qué buenas épocas  aquellas, ¿no, Larissa?

—De unas cosas —Weems respondió.

—Oh, no seas tan modesta. Siempre llenaste una habitación con tu presencia. Igual que una gigante cebolla roja.

—Y entonces eso te convertiría en la leñadora.

Morticia se rió. —aahí esta ese sentido del humor mordaz que siempre adoré. ¿Recuerdas la presentación de nuestro dueto para el Show de talentos del solsticio? Tu Judy Garland estuvo para morirse.

—Suena verdaderamente suicida —Merlín murmuró. T/n agarró su mano y la apretó.

—Oh. Mi foto no está —Morticia se dio cuenta.

—¿En serio? Que extraño —dijo Weems, fingiendo parecer confundida.

—¿Me lo prestas un par de días?
—preguntó Morticia, volviéndose hacia Homero—. Así Homero y yo daremos un paseo para reanimar el pasado.

Homero ronroneó juguetonamente.

—Muy bien. Hablemos de los temas en cuestión, ¿quieren? —Weems interrumpió—. Por desgracia, la integración de Merlín ha sido difícil.

—Por uqw me rehusó a aceptar la cultura, la deshonestidad y la negación que impregnan la escuela. Empezando con el monstruo que mató a Rowan y mandó a Eugene a urgencias. Aunque escuché que ya está mejorando —Merlín se burló.

—Siempre alentamos a Merlín a decir lo que piensa. A veces, una lengua afilada corta profundo —dijo Homero.

—Puedo confirmarlo —T/n susurró burlonamente al oído de Merlín.

—Oh, seguro que puedes... gatita —Merlín respondió con una sonrisa, viendo su rostro calentarse.

—Al parecer, su terapeuta siente que no ha estado muy abierto al proceso. Sus sesiones no han rendido los frutos que esperábamos —Weems continuó.

—No soy rata de laboratorio —Merlín Intervino.

Weems lo ignoró. —La Dr. Kinbott y yo hablamos, y ambas estamos de acuerdo en que sería un enorme beneficioso para todos que asistieran a una sesión familiar este fin de semana.

—No —Merlín respondió con firmeza.

—Pensé que sería su reacción, pero sus padres veran que es lo más sensato —Weems sonrió.

—Um, no es por estar del lado de Merlín, pero solo vinimos de visita —señaló Morticia.

—Oh, ¿por qué no? Por que le dire que siempre fui fan de los loqueros —Homero exclamó emocionado.

—No es esa clase de locura —Morticia le informó.

La cara de Homero cayó. —Bueno... es decepcionante. Lo que sea por nuestro pequeño.

———

Lo siguiente que pasó fue que Merlín estaba sentado en la oficina de Kinbott, con su familia, rodeado por un pesado e incómodo silencio. Nadie habló durante un buen rato, y los únicos sonidos que se escucharon fueron el tictac del reloj y el sonido de Pericles comiendo del tazón de comida en la mesa.

Eventualmente, la doctora rompió el silencio. —Y, ¿quién quiere iniciar?

Nadie habló.

—Podemos discutir cómo es que Merlín este lejos de casa —sugirió.

Ninguno de los padres habló, pero Pericles sí. —Pues... para mí... ha sido difícil no tenerlo cerca. No pensé que iba a extrañar que me torturara tanto

El Dr. Kinbott sonrió torpemente y se volvió hacia los padres. —Morticia, Homero, ¿cómo lo afrontan?

—También ha sido una tortura para nosotros —Morticia admitió.

—Por suerte, el potro de mi hermano Lucas es para dos personas —agregó Homero.

—Nada como un buen estiramiento para sacar lo mejor de nosotros —Morticia estuvo de acuerdo, mientras los dos se tomaban de la mano.

—Querida mía —Homero susurró y colocó múltiples besos en la mano de Morticia.

—¡Ya basta! —espetó Merlín.

Se puso de pie y sacó el expediente policial. —Creo que es hora de que mis padres respondan por sus actos. Todo parece indicar que me mintieron. Guardaron secretos. Secretos de homicidios que deben tratarse.

Merlín levantó un papel que tenía una foto de un niño. —Dime quién era Garrett Gates y por qué fuiste acusado de matarlo.

—Tu padre es un hombre inocente —se defendió Morticia.

—El sheriff  no parece estar  tan convencido —señaló Merlín.

Morticia y Homero se pusieron de pie. —Merlín, cállate. Este no es el lugar ni el momento —Morticia dijo con firmeza.

—De hecho este es el lugar perfecto. Estas sesiones- —interrumpió Kinbott.

—Doctora. Esto no le concierne —espetó Morticia, y se giró hacia Merlín—. Y me rehuso a debatir una cacería de brujas de hace décadas contigo —Morticia se giró para irse.

—Cariño, podríamos-

—No. Esta sesión terminó —ella declaró.

—Como tu quieras, madre. Si te rehusas a decir la verdad, entonces voy a desenterrarla yo mismo —Merlín anunció, agarrando sus cosas y saliendo furioso, Morticia siguiéndolo.

Pericles se volvió hacia la Dra. Kinbott y le tendió el plato de comida. —Gracias por los dulces.

—Eso es popurrí —corrigió—. Puedes llevarte el tazón

———

—¡¿En qué ue estabas pensando?! —Morticia exigió mientras seguía a Merlín afuera—. ¿Cómo pudiste emboscar a tu padre así? ¡Merlín!

Merlín finalmente se volvió hacia ella. —¿Yo lo hice? Tú insististe en que fuera a esta escuela. ¿De verdad creíste que no iba a descubrir tu secreto?

—No conoces toda la historia. Tu padre no hizo nada malo.

—Yo voy a ser quien decida.

Morticia y Merlín se miraron con ira y se apartaron, alejándose.

Pericles levantó el cuenco de popurrí a su padre. —¿Popurrí?

Homero tomó a regañadientes un trozo y se lo comió. —¡Mmm! —exclamó, y comió más.

Wednesday |Male!Merlina x F!Reader|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora