Wednesday |Male!Merlina x F!Reader|

Capítulo 2: Tío Lucas

Merlín y el tío Lucas caminaban juntos por el bosque.

—¿Desde hace cuánto me acechas? —Merlín preguntó.

—Llegué al pueblo esta mañana y me invadió una ola de nostalgia —Lucas respondió.

Las cejas de Merlín se fruncieron. —Tú no estudiaste en Nunca más.

—No lo hice. Tu papá sacó la inteligencia. Pero solía caerle a veces. Por lo general del techo con una daga entre los dientes. Para mantenerlo alerta —Lucas explicó vertiginosamente.

—Por supuesto —Merlín sonrió.

—Me pusó al día con todo lo que ha pasado. Monstruos, homicidio, caos. ¡Pura diversión! —exclamó—. Le dije que tenía un trabajo en Boston, pero que iba a visitarte.

—¿Qué clase de trabajo? —preguntó Merlín.

—La clase de que tengo que ocultarme durante un par de días —Lucas admitió.

Merlín sonrió.

———

Merlín llevó a Lucas a la choza, para que se quedara. Abrió la puerta para dejarlo entrar, pero se congeló cuando vio a T/n.

La chica se giró cuando escuchó que se abría la puerta y también se congeló. Claramente, ninguno de los dos esperaba que el otro estuviera allí. Y T/n no esperaba que Merlín tuviera un hombre extraño con él.

—Oh. Eh, hola —T/n saludó torpemente.

—Hola —respondió con rigidez.

Lucas miró entre los dos, sintiendo la tensión, y se inclinó hacia Merlín.

—¿Necesitamos matarla? —Susurró no tan alto.

Los ojos de T/n se abrieron como platos. —¿Qué?

—¡No! —espetó Merlín a su tío antes de volverse hacia T/n. —¿Qué estás haciendo aquí?

—Vine a ver cómo estaban las abejas. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Y quien es él? —señaló a Lucas.

—Es mi tío Lucas —introdujo.

Lucas agitó los dedos hacia ella y ella le devolvió el saludo torpemente. —Tío Lucas, ella es T/n.

Lucas abrió mucho los ojos y se acercó a ella. —¡Oh! ¡Hola! Debes ser La novia de Merlín —Agarró ansiosamente la mano de la chica y comenzó a sacudirla vigorosamente. —He oído hablar mucho de ti. ¡Y tus habilidades para cavar tumbas!

—¡Oh! Uh... gracias —T/n espondió..

—El tío Lucas necesita un lugar para quedarse por un tiempo... Le dije que podía quedarse aquí —Merlín le informó—. ¿Está bien?

T/n se encogió de hombros. —Um... sí, supongo.

Merlín asintió en señal de agradecimiento, y los dos se miraron incómodos por unos momentos.

—Bueno... los dejaré solos. Estoy segura de que tienen mucho para ponerse al día, así que me iré —T/n dijo, y comenzó a dirigirse a la puerta.

Mientras se dirigía a la puerta, Merlín extendió su brazo y rozó suavemente sus dedos contra los de ella, pidiéndole en silencio que se quedara.

T/n se detuvo, y su mirada permaneció en el suelo por unos momentos. Quería quedarse. Realmente quería quedarse. Pero todavía estaba enojada con él. Entonces, respiró hondo y quitó sus dedos de los de él y salió de la choza.

Los ojos de Merlín la siguieron mientras se iba, la culpa inundando su cuerpo. Lucas miró a su sobrino.

—Sabes, por lo que me dijeron tus padres, esperaba que fueran un poco más... románticos —comentó.

—Nosotros... tuvimos una discusión... —explicó Merlín brevemente.

Lucas jadeó silenciosamente al darse cuenta y asintió, sin forzar el tema. En cambio, miró alrededor de la choza y notó las casitas donde dormían las abejas.

—¡Oh! Me gustan los escondites que vienen con comida.

—Las abejas están hibernando. Prácticamente son las hijas de Eugene —Merlín le dijo.

Lucas levantó la tapa y recogió con entusiasmo una abeja.

—Significa que no te las comas! —espetó Merlín.

Lucas se volvió hacia Merlín y vio la mirada fría en su rostro, volvió a poner la abeja y cerró la tapa.

—Merlím, cuando me lanzas esa mirada letalpp, me recuerdas a tu madre. Hablando de cosas que asustan, ¿sabes a qué clase de monstruo se enfrentan? —Preguntó.

—No he podido identificarlo.

Merlín metió la mano en su bolsillo y sacó el dibujo de Xavier que había robado y se lo mostró a su tío.

—Oooh —Lucas tarareó—. Este es un Hyde —reveló.

Lpos ojos de Merlín se abrieron. —¿Como en Jekyll y Hyde?

—Mm-Hmm —Lucas confirmó.

—¿Ya habías visto uno antes?

—Oh, sí. En el '83, en mis vacaciones en el Instituto Zúrich para criminales locos. Ahí me hice mi primera lobotomía. Pero las lobotomías son como tatuajes. No puedes hacerte solo una  —Lucas se encogió de hombros.

—Cuéntame del Hyde —Exigió Merlín.

—Ah. Olga Malacova. Cielos. Lo tenía todo. Belleza, astucia y una inclinación por la necrofilia —rió—. Olga era concertista de piano, hasta que una noche se transformó en medio de una sonata de Chopin. Masacró a una docena de espectadores. Y también a tres críticos.

—¿Qué lo detonó? ¿O se transformó a voluntad? —Merlín preguntó.

Lucas se encogió de hombros. —Ni idea. Solo la vi en terapia de electroshock grupal.

—Jamás se han mencionado los Hydes en la literatura de excluidos —dijo Merlín con los dientes apretados—. Y Nunca más tiene la reputación de tener la mejor colección.

—¿Ya viste en el diario de Nathaniel Faulkner? —sugirió el tío Lucas.

Merlín lo miró confundido.

—Mmm. Antes de fundar Nunca Másñ,
Faulkner viajó por el mundo, y catalogó a todas las  comunidades de excluidos.

—¿Cómo sabes esto?

—Crees que tus padres no se quitan las manos de encima ahora. Llegué sin avisar una noche al dormitorio de Homero. Digamos que no interrumpí una pelea de almohadas. —Insinuó con una risita.

—Tío Lucas —dijo Merlín con firmeza—. El diario, ¿dónde está?

—La biblioteca oscurista. Tu papá me encerró ahí y dijo que me quedaría un buen rato. Y fue cuando encontré una pequeña caja fuerte. Esperaba un alijo de dinero o joyas, pero en su lugar encontré un diario —explicó.

Merlín pensó por un momento. —Vamos a la Biblioteca Ocultista esta noche. Mientras tanto, se discreto —ordenó.

Merlín agarró su paraguas y se dio la vuelta para irse, pero se detuvo en la puerta y se volvió hacia su tío.

—Si te descubren, te repudiaré y voy a cobrar la recompensa que dan por tu captura —Merlín le dijo.

El tío Lucas asintió y extendió un poco los brazos. —No esperaba menos.

Lucas sonrió y se despidió de Merlín mientras salía de la choza. Una vez que Merlín se había ido, Lucas se volvió
hacia la pequeña casa que contenía las abejas y levantó la tapa de nuevo.

Sin embargo, antes de que pudiera tocarlos, Merlín irrumpió en la choza.

—¡Deja a las abejas en paz! —siseó.

Lucas cerró la tapa e inocentemente se volvió hacia Merlín y dejó escapar una risita.