Wednesday |Male!Merlina x F!Reader|

Capítulo 8: Chico equivocado

Al día siguiente, T/n y Merlín estaban caminando por el patio cuando Bianca se les acercó.

—Ven conmigo —solicitó—. Tengo información del homicidio del alcalde Walker.

Bianca llevó a los dos a la biblioteca Oscurista, donde Lucas los estaba esperando. Se acercó a ellos y le entregó a Merlín algunos papeles.

—Imprimí esto de la computadora de mi papá. Parece que trataba de rastrear a alguien. ¿Laurel Gates? Creo que empezó después del Día del contacto —explicó.

—Debió conocerla allí —T/n concluyó.

—De acuerdo con el reporte de la policía británica, Laurel suñuestamente se ahogó, pero el cuerpo no fue recuperado.

Merlín echó un vistazo a los documentos. —La mansión Gates fue comprada hace un año por una heredera de 90 años. Luego murió misteriosamente y le heredó sus pertenencias a su cuidadora, Teresa L.

Bianca y Lucas se miraron confundidos.

—Es un anagrama de Laurel Gates —Merlín reveló.

—Entonces Laurel compra su antigua casa y luego vuelve a Jericho como alguien más. ¿Por qué? —preguntó Blanca.

—Vengarse con los que culpa por las desgracias de su familia —Merlín miró a Lucas—. Tu padre. El forense. Mis padres. Pero sobre todo, Nunca más.

Bianca todavía parecía un poco confundida. —¿Y cómo es que el monstruo encaja en todo esto?

—El monstruo es un Hyde. Hace lo que Laurel le pide. Ella lo controla —T/n dijo.

Lucas miró a Merlín. —Tú sabes quién es Laurel, ¿verdad?

———

La Dra. Kinbott se paseaba por su oficina mirando su teléfono cuando Merlín abrió la puerta y entró.

—¿Merlín? No tenemos una cita programada hoy —Ella dijo confundida.

—Quería devolver algo —Merlín sacó la caja de música y se la tendió—. Lo encontré en su cuarto de la infancia.

Kinbott tomó la caja y la abrió.

—Sé que usted es Laurel Gates, y regresó a Jericho para buscar venganza. El alcalde sabía, por eso tuvo que matarlo —Él acusó.

Kinbott cerró la caja de música y lo miró con incredulidad.

—¿Quién mejor para entrar y salir sin ser detectada que un psiquiatra con la excusa de visitar a otro paciente?

—¿Estás acusandome de matar al alcalde? —Ella preguntó con incredulidad.

—Las rosas que dejó en el cuarto de Eugene fueron su error. Del mismo tipo que encontré en su cuarto de la infancia.

—En serio, no tengo idea de que estás hablando —Ella respondió lentamente.

—Solo hay una razón para que una psiquiatra sobrecalificada como usted se instalaría en el intrascendente páramo que es Jericó. Le permitió escarbar en las mentes de los jóvenes excluidos hasta encontrar uno para ejecutar su venganza —concluyó.

La Dra. Kinbott negó con la cabeza. —¿Sabes qué? No tengo tiempo para lidiar con tus fantasías delirantes. Tengo una emergencia con un paciente.

Le devolvió la caja a Merlín y caminó hasta la puerta.

—¿Quién? ¿Xavier? Sé  lo de las sesiones secretas que tienen en su auto. Y encontré la cueva donde tenían sesiones para detonar al Hyde.

El rostro de Kinbott se contrajo de ira. —¡Estás muy fuera de lugar!