Capítulo 4: Los eventos inesperados

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—¿Cómo me encontraste? —Bianca le preguntó a su madre.

Los dos estaban sentados en una mesa en el Veleta, Bianca todavía en shock.

Gabrielle ignoró su pregunta. —La comunidad de Melodia diurna te extraña. Yo te extraño.

—¿Y por comunidad te refieres secta? —Bianca acusó.

—Somos un movimiento de desarrollo personal que ayuda a que las personas tomen el control de sus vidas —Gabrielle se defendió.

—Después de que tú tomes sus cuentas bancarias.

—No vine aquí para pelear, Brandy Jane.

Bianca se lanzó hacia adelante. —Mi nombre es Bianca. Nuevo nombre. Nueva vida.

—Es hora de volver a tu hogar —Su madre le dijo.

—Ese lugar jamás fue mi hogar —argumentó Bianca.

—Gideon dijo que te resistirías.

—No digas ese nombre frente a mí —espetó Bianca—. ¿Crees que le importaría una madre soltera y su hija si no fuéramos sirenas?

Gabrielle se rió entre dientes y levantó la mano para revelar un anillo de bodas en su dedo. —Esa no es forma de hablar de tu padrastro.

Bianca se sorprendió. —¿En serio ahora eres su esposa?

—Quiere que vuelvas a casa, para que podamos ser una familia.

—Yo paso. Ya tiene una sirena para hacer lo que le plasca —Bianca se burló—. Adiós mama. Y no quiero ver brazaletes de Melodía Diurna cerca de este pueblo —exigió Bianca, mirando el brazalete en la muñeca de su madre.

Bianca se puso de pie para irse, pero Gabrielle la agarró de las manos y tiró de ella hacia abajo.

—Mi canto de sirena está expirando —confesó—. Los reclutamientos disminuyen, y las personas ya están haciendo preguntas. Esto no fue una solicitud.

—¿Y si me rehuso qué? —Bianca desafió.

—Todas las personas de aquí tendrán que saber como usaste tu canto para entrar en Nunca más —amenazó.

Bianca miró a su madre. —Por fin logro algo por mi cuenta y quieres destruirlo.

—No has logrado nada, Bianca —Gabrielle escupió.

—Solo estafas a otra clase de personas, pero ellos no son tus amigos. Tarde o temprano van a descubrir que eres. Una sirena jamás se deshace de sus escamas. Voy a darte el fin de semana para que te despidas.

———

Merlín colocó un tarro de miel sobre una mesa. —Es de la colmena número tres —Le dijo a un Eugene inconsciente.

Merlín y T/n estaban de pie junto a la cama de hospital de Eugene, con un brazo alrededor del otro.

—Las abejas te extrañan, Eugene —T/n dijo, con los ojos llorosos.

Merlín la abrazó contra su pecho. —Igual que todos.

En ese momento, Dedos apareció en la parte superior de su monitor.

—Gracias por vigilarlo. ¿Algún avance?

Dedos negó.

—Él no se lo merecía. Yo debería estar en esa cama. ¿Por qué te fuiste sin nosotros? —T/n Le preguntó a Eugene, aunque sabía que no obtendría una respuesta.

De repente, dos manos tocaron los hombros de Merlín y T/n. Los dos saltaron y se dieron vuelta para ver a dos damas mirándolos.

—No quisimos asustarlos.

Wednesday |Male!Merlina x F!Reader|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora