CAPITULO 2: LA INVESTIGACIÓN INICIA

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- ¿La puerta a qué?- le pregunté con amabilidad mientras terminaba de escribir mis apuntes en el block de notas. Guardando dicho block, volví a preguntarle- disculpe, no lo pude oír bien la muchacha fue vista por última vez en ¿La puerta a donde?

- Gen... Genso... ¡Gensokyo!- exclamó el director tapándose la boca mientras miraba a ambos lados esperando a que algo, o alguien, apareciera para golpearlo por decir aquello en voz alta. Era como si un niño pequeño hubiese soltado una palabrota y tuviese miedo de que su madre lo hubiese escuchado. Armándose de valor me repitió, esta vez con un tono de voz más calmo- Gensokyo, allí fue donde se la vio por última vez, en el camino boscoso que conecta con el templo de los sacerdotes Hakurei y cuyas puertas son las que llevan a la tierra primaveral que los Dioses aman

- Sí, claro, lo que digas amigo, tienes toda la razón- le repliqué con sarcasmo pensando que Sanae no era la única que no se había tomado todas las pastillas. Tratando de recobrar seriedad por el caso, le pregunté- ¿Y que se supone que es este supuesto Gensokyo? ¿Un parque de diversiones? ¿Un colegio? ¿Un estudio de filmación o una casa de putas? Por favor dímelo para poder iniciar la investigación

- ¡Olvídelo!- se negó el director, tratando desesperadamente de cambiar de tema- no tiene importancia, es posible que se encuentre en otra parte. Si quiere saber más sobre ese lugar tendrá que investigarlo usted solo, lo único que deseamos es saber si Sanae se encuentra a salvo o si a...

- Si encuentro su cuerpo muerto, serás el primero en saberlo- le prometí levantándome de mi asiento- ahora, si no es mucha molestia, tengo asuntos que atender. Mis honorarios se dividen en dos: una mitad al principio para iniciar la investigación y la otra mitad al final cuando haya llegado al asunto. Y tenga por seguro que, sin importar como encuentre a la joven Sanae, le pediré la otra mitad al acabar ¿Entendió?

- Si claro, tenga- me respondió entregándome el sobre con la mitad del dinero- pero por favor, encuéntrela. Estamos muy desesperados por ella

Asentí y tras sacar un cigarrillo que prendí con mi encendedor, me retiré de allí en dirección al bar... ahora que lo pienso, debí pedirle más de la mitad a ese idiota.

Al salir de mi despacho me encontré en el pasillo con la hija de mis vecinos: una pequeña de cabello castaño atado con dos coletas, unos gruesos anteojos cubrían sus ojos, cuyo color combinaba con el tono de su cabello, y un vestido de color violeta que terminaba de darle aquel aspecto de pequeña Nerd. Mirándome de forma desafiante, la pequeña Surimeko Usami me desafió diciéndome:

- ¡Alto ahí Ducky!- ella usaba aquel sobrenombre conmigo debido a que había visto aquella película de "Howard el pato" el mes pasado e inmediatamente, de alguna manera, lo relacionó conmigo. Alzando sus brazos, como si fuese a usar la técnica de la mantis religiosa, me desafió- ¡Una moneda por tus pensamientos, te aseguró que la conseguiré!

- Si adivinas, tendrás esa moneda- le sonreí siguiéndole el juego. Últimamente le gustaba pretender que era una especie de Psíquica o algo por el estilo y a mí me divertía fastidiarla al probarle lo contrario. Surimeko se masajeó las sienes mientras intentaba concentrarse en hurgar mi cabeza, sudando un poco me dijo

- Piensas... piensas... piensas en ir a comprar algo- me sorprendió el ver que empezaba a acertar cuando añadió- si... ¡Quieres comprar un sombrero nuevo!

Reí aliviado al ver que seguía fallando y le respondí:

- En realidad era un trago, pero estuviste cerca pequeña

- ¿En serio?- me preguntó esperanzada y triste a la vez por no acertar

- Sip, en serio- asentí. Colocándome mi sombrero negro con una franja blanca en el centro, añadí- sigue practicando pequeña, quizás algún día logres impresionarme

- ¡Lo haré!- me prometió saludándome- nos vemos luego Ducky

- Nos vemos pequeñita- me despedí retirándome al bar

Mientras caminaba por las calles de Japón, traté de recordar porque razón había decidido, de todos los lugares en el mundo, elegir aquella pequeña isla como mi último destino tras haber sido despedido de la policía haría unos años atrás.

EL PARAISO PERDIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora