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Cuando Jennie llegó a casa una hora más tarde, después de haberse dado una ducha rápida, una apasionada sesión de besos en la puerta de Lisa y un frenético viaje hasta la pizzería favorita de Ruby en un tiempo aparentemente imposible, Ruby la saludó con un suspiro molesto desde su asiento en el sofá.
— Te has tardado bastante.
Jennie mantuvo el rostro impasible mientras cruzaba la sala de estar y dejaba la caja de pizza y dos botellas de refresco sobre la mesa de café.
— Te dije que tenía que hacer unos recados.
— Bueno, no me di cuenta de que estarías fuera tanto tiempo. ¿Dónde estabas? ¿En San Francisco?
Deseando que su rostro no se sonrojara ante el inocente interrogatorio de Ruby, Jennie miró a su alrededor y luego suspiró.
— ¿No has traído los platos y cubiertos?
— Sólo come con las manos — Ruby abrió la caja de cartón, eligió el trozo de pizza más cercano y le dio un buen mordisco. — Ya sabes, como una persona normal.
— ¿Desde cuándo me conoces, Ruby? — Jennie entró en la cocina, agarró un plato, cubiertos y servilletas para las dos. — ¿Cuándo he sido normal?
— Buen punto — Ruby la vio volver al salón, frunciendo el ceño: — ¿Estás bien, Jenjen? Pareces diferente…
Ruby se fijó precisamente en su forma de andar. Jennie no podía decirle exactamente la verdad, que un fin de semana de sexo duro y apasionado la había dejado satisfecha pero innegablemente dolorida, así que tomó el camino de menor resistencia y mintió.
— Anoche me levanté para ir al baño y me di con la cómoda en la oscuridad. No fue gran cosa, pero hoy me duele.
— Eso es algo que tu harías, torpe — Ruby masticó pensativa, escaneándola de arriba abajo mientras se hundía en su extremo del sofá — ¿Quieres que te traiga una paracetamol?
Jennie sonrió. Ahí estaba la chica amable y compasiva que ella conocía y amaba.
— Gracias, pero estoy bien. De verdad.
— De acuerdo — Ruby se encogió de hombros y agarró un segundo trozo de pizza. — ¿Has podido leer la redacción que escribí para el concurso de becas al que querías que participara? Es para mañana. Realmente quiero tu opinión antes de entregarlo.
A Jennie se le hundió el estómago.
Maldición.
Se había olvidado de la redacción que Ruby había dejado sobre la mesa de la cocina el viernes por la mañana. Parte de su acuerdo sobre la universidad era que ella pagaría todo lo posible siempre que Ruby solicitara tantas becas como pudiera. Las notas de Ruby nunca habían sido excelentes, así que decidieron que los concursos de redacción eran el camino a seguir. Escribir era algo natural para Ruby, algo que enorgullecía a Jennie.
Siempre le había dado la máxima prioridad a los comentarios que daba hacía los trabajos de Ruby, ya fueran de ficción o de otro tipo. Que Ruby tuviera un talento especial, uno que parecía realmente interesada en desarrollar, significaba mucho. Y el enfoque, era exactamente lo que Ruby necesitaba.
Por eso, al darse cuenta de que la redacción de Ruby probablemente seguía sobre la mesa de la cocina, con una nota adhesiva en la primera página y todo, se horrorizó. Tenía la intención de leerlo cuando llegara a casa el sábado. En lugar de eso, se había pasado el fin de semana en la cama con una acompañante, sin pensar en el plazo de entrega de Ruby.
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lascivia | jenlisa
Fanfiction── La vida como contadora la mantiene a raya. Días tras días, ocupada con su trabajo y asuntos familiares, - que nunca eran una molestia para ella - no percibió que perdía algo mientras lo hacía: Su vida sexual. Tragándose su orgullo, por recomendac...