Capítulo 22

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Cuando Jennie llegó a casa del trabajo a las ocho de la noche, se sorprendió al encontrar a Ruby esperándola en su sitio en el sofá. Desde su pelea de hacía una semana y media, Ruby había pasado casi todo el tiempo encerrada en su habitación. No habían hablado más de lo necesario. La amistad que tanto había entusiasmado a Jennie tras su salida del armario se había esfumado. Aunque sabía que la tensión acabaría desapareciendo y que Ruby la perdonaría, no esperaba que eso ocurriera pronto.

Sin embargo, Ruby la saludó con una sonrisa tentativa. — Hola, Jenjen. ¿Tienes hambre? He pedido comida china. Debería estar aquí en unos diez minutos.

Ella ni siquiera podía pensar en comida. Su estómago había estado en constante agitación desde que Lisa le colgó la última noche que hablaron.

— No, gracias. No me encuentro bien.

La sonrisa de Ruby se desvaneció. — Bueno, ¿quieres ver la tele conmigo mientras como? Puedes elegir el programa. Incluso veré una de esas ridículas comedias ochenteras que tanto te gustan.

Al parecer, había sido perdonada.

En lugar del alivio que había creído sentir, la rabia burbujeó en su pecho. Ahora que se había salido con la suya y Lisa se había ido, ¿Ruby estaba dispuesta a hacer las paces? Mientras que Jennie se sentía miserable y sola.

Intentando no arremeter contra nadie, pasó junto al sofá sin encontrar la mirada preocupada de Ruby.

— Honestamente, estoy cansada. Puede que me vaya directamente a la cama.

— Espera.

Jennie se detuvo. Por muy enfadada que estuviera, no podía irse. De espaldas a Ruby, dijo: — ¿Qué?

— Jennie, mírame.

Irritada, se giró y miró fijamente a Ruby. — ¿Qué?

Ruby se encogió de hombros, como si estuviera avergonzada y molesta a la vez por lo que estaba a punto de decir. — Lo siento.

Las lágrimas picaron en los ojos de Jennie. — ¿Así de fácil?

— Dejame explicarte, Jennie — Ruby se sentó de rodillas, girándose para mirar por encima del respaldo del sofá. — Me asusté muchísimo al llegar a casa y oír lo que parecía que alguien te estaba pegando. Cuando te oí llorar, entré en una especie de trance. Nunca había estado tan aterrorizada en toda mi vida, pero agarré el cuchillo y me dispuse a matar a quienquiera que te estuviera atacando — Hizo una pausa, respirando hondo. — No sabía que te acostabas con alguien. Nunca has dejado entrever que eres otra cosa mas que la lesbiana más aburrida del mundo. Así que no se me ocurrió que podría estar interrumpiendo algo consensuado. No sólo porque sonaba violento. Pensé que tu vida estaba en peligro. Realmente lo pensé. Pensé... — Se estremeció. — No importa. El punto es que estaba muy, muy asustada. Así que tal vez exageré un poco una vez que me di cuenta de que estabas bien. No debería haberte empujado... o dicho lo que dije después. Así que lo siento por eso.

— Yo también siento que te hayas asustado — Jennie se había puesto en el lugar de Ruby más de una vez desde aquella noche. Si hubiera entrado en el apartamento y hubiera oído lo mismo, también habría irrumpido en el dormitorio de Ruby con un cuchillo. Esa parte era comprensible. También lo wra la vergüenza y la ira de Ruby cuando se dio cuenta de que la vida de Jennie en realidad nunca había estado amenazada.  — Entiendo por qué te enfadaste. No tenías ninguna razón para pensar que yo elegiría hacer eso con alguien. Desearía que aún no lo hicieras, honestamente.

— A mí también — Ruby hizo girar un mechón de cabello castaño alrededor de su dedo. — Kaycee me dijo que estaba siendo demasiado crítica. Que a las personas les gustan cosas diferentes, y mientras dos adultos estén de acuerdo en lo que quieren, y nadie salga gravemente herido, en realidad no es asunto de nadie más. También dijo que le gusta cuando su novio le da unas que otras nalgadas en la cama, y que no es tan jodido como creo... — Sonrojándose, dijo: — Luego buscó en Google azotes eróticos y me mostró cuántos millones de resultados de búsqueda aparecen. Así que supongo que ella tiene razón. Tal vez la jodida soy yo.

lascivia | jenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora