Church

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Nota: Este capitulo contiene critica hacía la religión e iglesia, si no te sientes comodx con esto por favor, no leer. 

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Au human.

Neteyam y Aonung no odiaban a sus madres por estar obsesionados con la religión y obligarlos a asistir a aburridos encuentros en la iglesia, pues allí se habían conocido, en cierta forma estaban felices de encontrar a alguien con su mismo pensamiento, algo negativa hacía la practica que tenían sus familias asistiendo todos los domingos a la iglesia escuchando a un viejo con bata hablar sobre la gloria de Dios y como este iba a salvarlos de algún pecado silencioso que al parecer todos cometían solo por haber nacido, era realmente molesto. Neteyam por su parte parecía disfrutar de aquellos encuentros en ese lugar, hablando pacíficamente con todos los que en vez de saludar daban bendiciones sin cesar, extendía su mano en saludo y sonreía amplio formando una pequeña conversación que siempre terminaba con las mismas palabras; se limitaba a escuchar platicas aburridas de sus padres con otras personas ya conocidas para él, mientras Lo'ak a su lado se removía incomodo en el traje que lo obligaron a ponerse esa mañana, refunfuñaba en voz baja y Neteyam sabía que su hermano explotaría en cualquier momento. 

No le gustaba para nada la iglesia, no estaba de acuerdo con las múltiples cosas que esta hacía, dando sermones llenos de prejuicios, castigando situaciones fuera del alcance de sus manos, escuchando a algún señor con bata decir que era el enviado de Dios y parecía emanar paz, tranquilidad y ser angelical, mentira, a Neteyam le faltaban dedos en las manos para contar las múltiples veces que vio a ese ser despreciable  coqueteando descaradamente con alguna monja por los pasillos de aquella iglesia; recuerda que la primera vez que vio aquello su corazón se detuvo pues toda su vida había confiado en aquellas palabras 'benditas' salida de los labios de aquel padre, pero cuando llego a casa a contarle a su hermano lo que vio este se rió en su rostro, Lo'ak lo sabía desde hace mucho tiempo había nacido para ser un rebelde como se lo repetía su madre y tenía parte de razón, no era muy obediente de su parte escaparse en las madrugadas, mostrando su rebeldía a través de aritos en la cara y orejas, usando camisetas anchas y descuidadas, con pantalones rasgados, anchos también y los últimos dos años se había dedicado a tatuarse toda la piel del brazo derecho, no importaba cuanto calor hiciera lo obligaban de alguna forma a asistir a aquel culto con camisas de color entero manga larga, estaba cansado. 

Y él lo admiraba de cierto forma, porque se atrevía a hacer cosas que aunque no fuesen del agrado de nadie en su circulo social su hermano las hacía, parecía incluso que los comentarios negativos hacía él resbalaban por su cuerpo como si de mantequilla se tratase, en cambio él seguía al pie de la letra todo lo que sus padres le decían que haga, vistiendo con ropa que su madre compraba, usando camisas de cuello alto, pantalones de color entero, el cabello bien acomodado y una sonrisa en el rostro, no replicaba en contra de nada, solo oía y callaba, pensaba que era más fácil hacer aquello que simplemente discutir con sus padre pero algo dentro de él lo incito a ser algo rebelde cuando Kiri también se cansó de aquellos sermones estúpidos, faltando a la iglesia y a esas absurdas reuniones.  Ahora solo era él y justo cuando se dispuso a dejar de practicar esas creencias como sus hermanos, Aonung apareció en su vida. 

Le daba igual todo, para Aonung ir a la iglesia solo era un capricho de su madre la cual aportaba ayuda en aquel lugar, si en la iglesia pedían dinero y ayuda probablemente su madre este ahí dando la mano a todos con una sonrisa genuina, aconsejando cosas que ni ella misma ponía en practica, hablando con las monjas sobre los pobres niños del orfanato, exigiendo más dinero con excusas baratas de las cuales sabía que eran mentira; No lo malinterpreten a él le agradaba el hecho de que su madre ayude a quien lo necesitara, pero también sabía que todo ese dinero pedido en esas ceremonias dadas los domingos por la mañana serían el 60% para mantener al viejo de bata que hablaba y a las mujeres que miraban al piso sumisas con rosarios en las manos y el otro 40% sería para los necesitados. Muy dentro de él rodaba los ojos pensando en como aquel señor mayor le podía lavar el cerebro a tantas personas con solo leer un libro viejo y polvoriento escrito hace siglos, esos sermones ya ni siquiera se podían poner en practica con como la vida había cambiado. 

One Shots • Aonung x NeteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora