Holas, regresé. Tengo listo el especial por las mil vistas, de verdad... ¡Muchas Gracias!
En fin, hice esto mientras estaba lloviendo, disfruten...
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El día se veía oscuro, las nubes grises vinieron en el cielo morado que lo caracterizaba. Todos los sueños y esperanzas se fueron junto a la lluvia hirviente, la gente corría desesperados a huir del ácido de la misma.Todos cerraron sus ventanas excepto una, específicamente la de los Porter, donde habían dos adolescentes en la habitación; el color verde y azules en las paredes reflejaban la tranquilidad que afuera no daba en ese momento. El menor de ellos solo se quedó viendo fijo en la ventana, miraba en el horizonte con una cara sería, a lo que su amigo se preocupó un poco.
El chico de piel bronceada fue hasta el lugar donde estaba el otro, en esa ventana, que a pesar de estar abierta, tenía una carpa que lo cubría. No dijo nada, sólo se quedó a su lado a esperar a que dijera algo, y así fue.
—Matt... —dijo el chico de lentes pensativo.
—Dime, Gus —contestó mientras lo veía, pero el otro de todas maneras seguía observando el horizonte.
—¿Te da miedo la lluvia? —preguntó serio.
—No, aunque me queme y me pueda matar —respondió serio pero irónico.
Gus se rió levemente, tapándose un poco la boca al intentarlo. Matt solo lo vió y fue a sonreír por verlo feliz por un momento.
—No me refería a eso—dio un pequeño suspiro—. Hasta la lluvia que no hierve me da miedo.
—¿Por qué?
—Me pone melancólico —confesó. Presionó las yemas de sus dedos en el borde—. La lluvia no me trae algún sentimiento bueno, solo me dan ataques.
—¿Estás aguantando un ataque ahora? —preguntó Matt preocupado pero sin alterarse.
—Sí...
Matt se preocupó más. Pidió a Gus que respirara despacio mientras buscaba su medicina y un vaso de agua, a lo que encontró con esfuerzo. Se lo dió a su amigo a lo que tomó sin problemas y volvió a mirar al mismo lugar con la respiración constante.
Matt no sabía mucho del tema. Gus siempre contaba que Hunter lo ayudaba con sus ataques desde que se conocieron bien, lo cual le dio un extraño sentimiento en el estómago. De todas maneras, aunque estaban ahí para una tarea importante como casi todos los días, no sabía que hacer en esas situaciones.
Lo único que pensó fue en abrazarlo, y eso hizo, con un poco de temor o vergüenza terminó abrazándolo por la espalda. Gus sólo río nervioso.
—¿Qué haces? —dijo sonrojado, con una sonrisa inquieta al sentir los brazos en su cintura.
—Matt sólo dio un suspiro sobre su hombro— No lo sé. No soy muy bueno motivando, pero haré lo posible para que te sientas mejor. No más chistes por hoy.
Gus asintió algo feliz, el palpitar en su corazón se había calmado un poco, aunque sentía que se aceleraba por otros sentimientos.
Los dos se quedaron ahí por unos minutos, viendo hacia la nada y como las gotas ácidas pasaban sin inconveniente hasta el suelo. Solo podían ver cómo se hacían ríos y cantidades de agua fuertes por la ventisca fuerte.
—¿La lluvia siempre se llevará todo lo que amo? —preguntó Gus más para si mismo, algo depremido.
—¿Qué? —cuestionó Matt confundido.
—La lluvia se lleva todo lo que hay en su camino: tierra, rocas, plantas, seres queridos...
—No digas eso —Matt pensó un poco la respuesta—... ¿Perdiste a alguien con la lluvia?
—A mi madre...
Matt se sorprendió por la confesión, lo único que pudo hacer es abrazar más fuerte a su acompañante por la espalda. Las palabras correctas no salían aún de su boca, solo un pequeño susurro de lamento.
—El día que la perdí estaba lloviendo —continuó—, lo mismo después con el coleccionista, donde perdí absolutamente todo... Hasta a ti.
Matt lo siguió escuchando, se separó de su abrazo para quitar las lágrimas que salían de las mejillas de su amigo. Aunque eran pocas, no quería que alguna saliera de él.
—No fue tu culpa —contestó mirándolo a los ojos—. Son cosas que no se pudieron controlar... Pero mira, yo sigo aquí.
Gus sólo sonrió levemente al escucharlo, ahora fue él quien lo abrazó con fuerza mientras su cuerpo temblaba. Matt solo correspondió al abrazo lleno de dolor por parte de quien más aprecia.
Se quedó el abrazo por un buen momento. Matt lo invitó a sentarse en el sofá marrón claro que tenía cerca de la cama, a lo que Gus aceptó. El de palo castaño lo consolaba por mientras, aunque con los truenos y rayos volvía a rodear los brazos en él.
—¿Me prometes que la lluvia no te va a llevar también? —preguntó con inquietud mientras se acomodaba sus lentes.
—Lo prometo —confesó al acariciar sus rastas. Un silencio acogedor se acomodó en el lugar—. ¿Sabes, Gus? —continuó con una pregunta.
—¿Sí?
—La lluvia también me da miedo—confesó antes de dar un largo suspiro al dar círculos al cabello negro—. Me hacía sentir débil, inútil, y lo único que quedaba después de eso eran los rastros del pasado.
—¿Y que hiciste para que se quitara? —preguntó nostálgico mientras seguía el abrazo en el sofá.
— No lo sé —suspiro de nuevo—. Una vez, mi mamá me dijo que la lluvia era buena, nos daba limpieza y nos renovabamos cada que se terminaba. Que era como el Titán sacando todo lo malo de los habitantes y los purificaba —confesó—. Era una mujer inteligente así que lo creí de pequeño.
—¿Era?
—Sí... También se la llevó la lluvia.
Los dos se quedaron callados por un momento, pensativos, algo extrañados de este mundo cruel... Pero al mismo tiempo, agradecidos.
—Matt... —dijo en voz baja a la vez que agarró la tela de su ropa—
—Dime, Gus.
—Te amo.
—Yo... Yo también.
Fue lo único que respondieron al terminar todo con mirarse a los ojos. Un beso rápido y algo nervioso fue lo que quedó al verse atrapados por el sueño repentino. Apagaron las luces con un círculo de hechizos mientras las gotas de agua y truenos seguían a la escucha, pero ya se les hacía satisfactorio.
—Que la lluvia nunca te lleve, Matty.
—Nos va a llevar algún día, Gus... Pero que nos lleve juntos.
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·Odio mucho amarte· |Gustholomule Gus x mattholomule|
Hayran KurguEstas son historias para practicar un rato cuando tengo tiempo libre. Si me tardo mucho actualizando es por flojera nada más.