Capítulo 9

10 3 5
                                    

−El plan de acción...es que no hay ningún plan. —Dijo Gris.

Edrev la reprobó con la mirada y negaba con la cabeza.

−No, pues con tu aportación de ideas es más que suficiente.

−Ja, ja, ja –Gris no pudo contener la risa− ¡Solo estoy bromeando!

−Nada mejor que un buen chiste en un momento aprensivo.

−¡Uy! Qué amargada.

−Basta de peleas, mis apreciadas amigas.

Edrev y Gris cruzaron miradas al oír como las había nombrado Alpha y sonrieron haciendo gestos de orgullo. Edrev inspiró y miró satisfecha a Gris.

−Soy amiga de la princesa. —dijo Edrev.

−Yo también.

Alpha sonrió. Le producía mucha gracia ser testigo de la peculiaridad de esa amistad. La mayor parte del tiempo, las pequeñas hadas peleaban y luego terminaban abrazadas procurándose besos llenos de amor. Otro tanto, bailaban haciendo piruetas en el aire y después volvían a pelear. En verdad parecía que no podían vivir una sin la otra, pensaba Alpha. Habían volado sobre la mayor parte del bosque, buscando el indicio del paradero de Antonina o a algún ser que les informara si tenían conocimiento de la niña, pero hasta ese momento, parecía que el mundo bajo las olas estaba totalmente despoblado. Al cabo de un rato, las tres aterrizaron en una colina muy hermosa.

−La situación es la siguiente. –decía Alpha, poniendo los brazos en jarras− Me parece que la niña debe estar oculta por alguien, es decir, que no podremos verla a simple vista.

Las pequeñas hadas asintieron firmemente, admiradas que Alpha ya pronunciaba oraciones que tenían lógica y también porque había recuperado su estatura normal.

−¿Alguna sugerencia, opinión o consejo? –preguntó Alpha, alzando la mano.

Silencio.

−Yo pienso que debemos ir con la reina Alexa y acusar a Luza –decía Gris, cruzándose de brazos.

−¡Estás loca! –Le gritó Edrev− Se hará un escándalo y es muy posible que no lleguemos ni al camino principal de su castillo, cuando seamos capturadas por los ejércitos de elfos malencarados.

−Bueno, esa es mi participación. –dijo Gris, ignorando a Edrev y mirando directamente a Alpha.

−¿Y tú, Edrev? –Alpha la miró, ansiosa.

Entonces Edrev voló alrededor de Alpha y se sentó en el hombro de ella. Colocó su puño por debajo de su barbilla y la miró de soslayo.

−¿Por qué molestar a la reina, si tenemos el poder de su nieta? Y sobre la cual, estoy sentada.

−Yo soy... ¿Quién? –Alpha se sorprendió.

Silencio.

−Tú eres nieta de la reina Alexa, princesa Alpha.

Alpha abrió la boca y después miró a Gris, quien asentía, apoyando las palabras de Edrev.

−¿Es verdad? Me has dicho princesa desde que entraron a mi hogar, pero... ¿Nieta de la reina? ¡No puedo creerlo!

−Pues no mentimos. Tú eres la única heredera del reino del mundo bajo las olas.

Alpha se llevó una mano a su pecho y miró perpleja a las hadas, sin poder asimilar todavía lo que le decían.

−Ahora que estás fuera de tu castillo, —Edrev la miró— ¿Qué pensamientos tienes?

−Déjenme ver, −Alpha aguardó un momento, cerrando los ojos− Si...siento un poco despejada mi cabeza, pero todavía no puedo recordar nada del pasado.

EL PORTAL DE DIAMANTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora