Capitulo 8

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-Cuenta hasta tres.  

 

Cody y yo andamos aproximadamente 10 minutos hasta llegar a nuestro destino.  

A medida que nos estábamos acercando se empezó a escuchar una canción lenta, no la había escuchado nunca, pero he de reconocer que su melodía era preciosa.

 

-Uno...Dos...Tres-y quitó la banda de mis ojos. 

Todo era maravilloso.  

Estaba claro que Cody se acordó de que me encantaban las comedias románticas porque la cita que preparó fue un claro cliché de esas películas.

Fue la cita perfecta.  

 

Había una mesa de camping adornada con un mantel amarillo, mi color favorito, encima del mantel había dos copas y una botella de vino, las velas que había sobre la mesa iluminaban gran parte del parque.  

 

Me di la vuelta para ver aquellos ojos verdes que tanto me estaban empezando a gustar.

 

El dueño de ellos me miraba con una sonrisa. 

 

Esa sonrisa que siempre me derretía.  

 

- ¿Has hecho todo esto tu solo?  

 

- ¿Te gusta?  

 

-Sí, todo esto es precioso.

Esa noche aclaré mis sentimientos sobre Cody, puede que de verdad sintiera algo por el, y sabía perfectamente que todo estaba yendo muy rápido, pero yo simplemente me estaba dejando llevar.

Se que es muy típico decir que jamás sentí nada igual, pero es la realidad, todo lo que sentimos por cada persona es diferente, todo lo relacionado con Cody era diferente.

Con el aprendí miles de cosas que aquella noche todavía no sabía.

Porque si, esto solo era el comienzo, el comienzo nuestra historia de amor.

En esa cita pude bailar con el canciones de Ed Sheeran, hablar de películas, comentar series, y de nuevo sincerarnos, cosa que nos estábamos acostumbrando a hacer cada vez que nos veíamos.

Cody era perfecto, con el podía hablar de cosas que no hablaba con nadie, confiaba en el, y cuando me di cuenta de ello, me acordé de Jack.
 

Me acorde de Jack y de mi yo de dieciséis años con el corazón roto, pensando que se había enamorado, pensando que nada podría hacerle más daño y pensando que jamás volvería a confiar en nadie.  

 

Que ilusa.  

 

Me hubiera gustado que mi yo de dieciséis años hubiera visto como poco a poco me iba enamorando de Cody sin darme cuenta.

Me hubiera gustado que viera como Cody me escuchaba, me aconsejaba, me hacía reír.

 

Pensaba que Cody era un ángel que vino a salvarme.  

 

Y desde luego siempre fue y será mi ángel.  

 

Esa noche dormimos en la casa de Cody.

Esa noche también me bese con el por primera vez, me di mi primer beso de amor verdadero.

 

Esa noche descubrí que me gustaba abrazar a Cody, ya que era más fácil dormir así.  

 

Al día siguiente, me despertó la luz del sol que entraba por la ventana. 

 

Los brazos de Cody seguían rodeando mi cintura, a la vez sentía su respiración encima de mi oreja. 

 

Me moví delicadamente intentando no despertarlo, aunque no funcionó, él nunca tuvo el sueño profundo. 

 

Cuando el despertó me miró a los ojos, desde la noche anterior se nos quedó la costumbre de mirarnos y dejarnos fluir. 

 

-Buenos días rubia. 

Fuimos juntos a la universidad, el después de clase tendría que volver al médico para hacerse otra prueba, el día anterior le dijeron que su dolor venía de un pequeño problema en la la pierna, aun así, debían realizarle más pruebas para ver cómo solucionarlo. 

 
Aquella semana iba a ser algo estresante para mí, ya que quedaban dos semanas para el cumpleaños de Sean, y quería hacerle algo especial como en los viejos tiempos, por eso pedí ayuda a Aless, quién no dudó en ayudarme.

A la morena la brillaban los ojos cada vez que le hablaba de Sean, parece que no soy la única que se enamoraba rápido.

Y os prometo que también os contaré la historia de Sean y Aless, pero para ello, os contaré directamente lo que pasó en la fiesta de cumpleaños de Sean.

Nuestro concepto de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora