-Te voy a echar de menos.-Yo a ti también, no te haces una idea.
Odio las despedidas, las odio demasiado.Mientras que mi mejor amiga, Ingrid , me abrazaba con lágrimas en sus ojos, yo miraba a través de su hombro a mi madre, quien miraba la escena con tristeza.
-Promete que cuando vuelvas vamos a recuperar el tiempo perdido.
-Por eso no te preocupes, está claro que lo vamos a recuperar- trataba de que no me temblara la voz mientras evitaba llorar.
Ingrid me soltó justo antes de limpiarse una lágrima y fingir una sonrisa.
-Cariño- comenzó a decir mi madre mientras se acercaba- por favor, intenta ser responsable, eres mi única hija, y no quiero que te mueras- terminó diciendo con un tono algo cómico.-No te fías nada de mí- conteste riendo.
Ambas me miraban con una mirada triste, y es que es verdad que íbamos a estar mucho tiempo sin vernos.
Ellas son las únicas personas que no me han abandonado.
A Ingrid la conocí en la guardería, Ingrid y Amelia Williams fueron mis mejores amigas hasta que entramos al instituto.
Por cosas del destino Amelia ya no se habla con nosotras, y fue una mala época, descubrir que una de tus mejores amigas se esté liando con tu novio nunca sienta bien supongo.
Pero por suerte Ingrid siempre estuvo apoyándome, sin ella no hubiera sobrevivido los últimos dos años.
Por otro lado, la increíble Melissa Brown, mi increíble madre, siempre me ha demostrado que la mujer más fuerte del mundo.Ella se quedó embarazada cuando mi padre y ella eran muy jóvenes, tan solo tenían diecisiete y veinte años.
Cuando cumplí catorce años mi padre nos abandonó, gracias a las redes sociales sabemos que está bien, con su nueva mujer, y su nueva familia.
Me intente poner en contacto con el varias veces, pero nunca funcionó.
Despedirme de mi madre y de Ingrid es probablemente una de las cosas más difíciles que he hecho.Pero debía hacerlo.
En tan solo tres días iba a comenzar a estudiar en la universidad de mis sueños, River University de California.
Esta bastante lejos de mi pueblo, es la única desventaja.
Tengo que ser sincera, tengo mucho miedo.
Estoy a punto de comenzar una etapa nueva en mi vida.
Supongo que a veces los cambios no vienen mal ¿No?
-Creo que va a ser mejor que os vayáis ya, no quiero hacer la despedida más larga- intento decir, esta vez sin disimular mi llanto.
-Está bien cariño, recuerda llamarme, y si tienes algún problema, por favor, avísame- decía mi madre mientras me estrujaba.
-Todo va a estar bien mamá.
Y en un periodo de cinco minutos me despedí de las dos mujeres de mi vida.
Mientras que el coche de mi madre desaparecía por la carretera, yo me giré en dirección a la residencia de la universidad.
Si no lo he entendido mal tendría que compartir habitación con tres chicas de mi curso, y no es que yo sea especialmente buena haciendo amigas, de hecho, soy bastante tímida.
En cuanto entre en la residencia pude ver una fila llena de chicas que esperaban a que les dieran su habitación.
Por otro lado, en frente de aquel mostrador, había otro, también con una fila gigante, pero esta vez llena de chicos.
Me dirigí a la fila de las chicas y me situé detrás de una chica alta, su cabello estaba teñido de rosa y además contaba con unas gafas del mismo color, me llamó la atención que entre sus manos estaba el libro favorito de Ingrid, mujercitas.
La fila iba bastante rápida y en menos de cinco minutos una señora que tenía su pelo rubio peinado en forma de moño me miró con cara de pocos amigos.
-Buenos días, yo soy Karen y estoy atendiendo la residencia en este mostrador de viernes a domingo desde las ocho de la mañana hasta las dos, las demás horas está aquí mi compañera Lauren- habló sin pausa ninguna- por otro lado de lunes a jueves de ocho a dos tendrás aquí a Sheldon y de dos a nueve a mi compañero Sean- la rubia se tomó dos segundos para respirar y volvió a hablar demasiado deprisa- están totalmente prohibidas las visitas sin avisar 24 horas antes, si necesitas algo intenta esperar a que termine mi turno- al decir eso saca una sonrisa demasiado falsa mientras que me entrega mi llave- aquí tienes.
-Bien, gracias-respondí ante la escena tan surrealista que acababa de ver.
- ¡SIGUIENTE!Me quité de la fila rápidamente y me dirigí a mi apartamento.
Al abrir la puerta vi sentadas en el sofá a tres chicas, una de ellas era la chica con el cabello rosa de la fila.-Hola- me dijo ella- ¿Eres Olive?
-Si, esa soy yo- supongo que sabían mi nombre por la lista de la residencia.-Encantada, yo soy Jessie- se presentó con una bonita sonrisa- ellas son Alessandra- dijo señalando a una castaña de ojos verdes.
-Me puedes llamar Aless, si quieres- por su acento intuí que no era americana.-Encantada Aless.
-Y la rubia que está a su lado-volvió a hablar Jessie- es Maya.
- ¿Qué tal Olive? ¿Preparada para la universidad? - me habló animada.-Más o menos.
-Ven, siéntate con nosotras, háblanos de ti.
Parecía que lo de hacer amigas aquí iba a ser más fácil de lo que pensaba.- ¿De dónde vienes? - preguntó Aless.
-De un pueblo de aquí, de California-traté de no sonar tímida y parecer segura, pero de verdad que lo pasaba muy mal conociendo a gente nueva.
-¿Qué has venido a estudiar?
-Quiero estudiar comunicación audiovisual.
-Mi hermanó empezó a estudiar esa carrera, pero se cansó muy rápido, nunca termina sus propositos- comentó Aless.
-Espero que a mi no me pase- me sinceré- de verdad yo me quiero dedicar a esto.
-¿Cuál es tu sueño?
-Mi sueño es ser directora de cine.
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Nuestro concepto de amor
AcakOlive no ha tenido una vida fácil, y empezar en la universidad de sus sueños es la oportunidad perfecta para conocer a gente nueva. Cody es un chico extrovertido, con muchas ganas de vivir y muy luchador, sobre todo por sus sueños. ¿Qué pasa si am...