Capítulo 12

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TRES MESES DESPUÉS

Desde niños nos enseñan historias con moralejas, finales felices, cosas que realmente no pasan en en la vida real, cuando digo que ese tipo de historias no pasan en la vida real no me refiero a que los finales felices no existan, yo si que creo en ellos, sin embargo, nunca nos muestran que la vida es como una carretera, pude ir en linea recta, tener curvas, al igual que nuestra vida tiene cosas felices y cosas horribles casi a partes iguales.

Cuando empecé a salir con Cody mi carretera iba en linea recta, y casi empecé a creer en los cuentos de principes y princesas.

Estábamos en diciembre.

Habían pasado tres meses desde que mi historia con Cody había empezado, desde que nos dimos una oportunidad para ser felices.

Ese día iba a ser un día largo, ya que tenía que ir al hospital a acompañar a Cody.

El iba a hacerse pruebas casi todas las semanas ya que le molestaba mucho la pierna, normalmente Cody iba a las pruebas con su madre, pero aquel día no podía, entonces me ofrecí a acompañarle.

Recuerdo estar en una sala, leyendo orgullo y prejuicio, mientras que esperaba a Cody, pero no me terminaba de concentrar porque estaba algo inquieta por la prueba de Cody, entonces cerré el libro y me puse a jugar con mis manos.

Pasaron varios minutos hasta que una señora de unos sesenta años paso por la sala.

Ella se fijó en mí, supongo que notaba mis nervios ya que se sentó a mi lado y me agarró las manos.

Yo la miré extrañada, ella me regaló una dulce sonrisa, y yo no supe cómo reaccionar.

-Hola cariño- dijo la señora- soy Christine.

-Yo soy Olive.

-Encantada Olive, ¿Estas nerviosa?

-Sí, bueno, un poco.

-¿Qué te pasa?

-Es una tontería, es solo que mi novio se está haciendo una prueba, no es la primera que se hace, pero si es la primera que estoy yo aquí mientras se la hace, y la verdad es que impone mucho.

-Te entiendo, yo estoy aquí por mi hijo, el lleva años aquí, y cada día me pongo nerviosa.

Las palabras de Christine no me tranquilizaron siendo sincera.

-Lo siento mucho.

-Tu no te preocupes, de verdad espero que lo de tu chico no sea malo, de hecho seguro que no lo es.

-Eso espero.

-Es muy importante para el que su entorno este calmado.

-¿Qué quiere decir?

-Sí el nota que tú estás nerviosa el pensará que es malo, se pondrá nervioso, y eso siempre es peor, digamos que los nervios se trasmiten.

-Intentaré no estar nerviosa.

-Es lo mejor, yo ahora me tengo que ir,  espero no tener que verte más por esta mierda de hospital-dijo dándome un último apretón en la mano- todo va a salir bien ¿Vale?

Yo la sonreí, creo que esas palabras fueron las únicas que me tranquilizaron durante toda la conversación.

Vi como Christine se alejaba y decidí abrir el libro de nuevo para distraerme.

Una hora después Cody estaba de nuevo conmigo, nos montamos en su coche y me llevó hacia la residencia.

Durante el camino notaba a Cody raro, no hablaba mucho y tenía una expresión triste en su cara.

-¿Estas bien?

-Sí.

-Cody.

-¿Qué?

-¿Sabes que conmigo no tienes por qué disimular no?

Y ahí fue cuando me miró y puedo jurar que sus ojos se cristalizaron.

Nunca le había visto llorar, y no me gustaba verlo.

El paró el coche en un parque que estaba a diez minutos de la residencia.

Nos bajamos del coche y nos sentamos en un banco.

El me agarró de la mano y empezó a acariciarla.

-¿Que te pasa Cody?

-Tengo miedo.

-¿De qué tienes miedo?

-Liv, ya me he hecho muchas pruebas, y el dolor sigue, no tengo respuestas.

-Cody te prometo que no va a ser nada, y que tendrás las repuestas dentro de poco.

-Pero ¿Qué pasa si es malo?

- No lo va a ser.

-Puede que si joder-dijo preocupado- todo el mundo me dice que no para que no me preocupe, pero en el fondo estáis igual de asustados que yo, ¿O no es así?

No sabía ni que contestar, el tenía razón, yo también estaba muy asustada.

-Lo es, yo también estoy asustada Cody.

El me miró y tampoco sabía cómo reaccionar.

-Cody, creo que lo mejor es centrarse en otra cosa, no va a ser malo te lo prometo, pero en el caso de que lo sea, no vas a estar solo, te prometo que no.

El me abrazó y puso mi cabeza en su pecho, me acarició el pelo, y yo lo abracé más fuerte que nunca.

-¿Te importa que nos quedemos así un rato?

-Nos quedaremos el tiempo que quieras así - contesté.

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