El club de duelo

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- Calí - Gritó esperanzado Milo - ¿vamos al club de duelo?

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- Calí - Gritó esperanzado Milo - ¿vamos al club de duelo?

- Claramente. - Respondió ella mientras caminaba y todos se arremolinaban para leer el anuncio. 

- ¿Quién será el profesor?

- Es una sorpresa - la menor giró los ojos con algo de fastidio. 

- ¿Crees que aprendamos algo? - Preguntó Alexander apareciendo a su lado. 

- ¿Que quieren aprender? Si quieren se los enseño...

- ¿Defensa personal? - Dijo con diversión Milo. 

- Bien, mañana nos juntamos a las 6 de la mañana en el campo de quidditch - Calíope les dio una sonrisa y ellos pararon de inmediato. 

- ¿A las 6? - Gritó Milo - Debo dormir todas mis horas para ser lindo. 

 - Era una broma Calíope, no vamos a entrenar contigo... para empezar, debes saber todos los hechizos de... debes saber más que alguien de séptimo - Alexander habló con lentitud - Además ¿En el campo de quidditch? ¿Defensa personal? No suena a que vayamos a aprender mucha magia. 

- Es importante entrenar tanto los músculos -contestó ella - Como los hechizos. Que van a hacer si se encuentran de la nada desarmados. 

- ¿Correr? o ¿Buscar mi varita? - Dijo Milo. 

- ¿Sabes lo lento que corres Milo? - la pelinegra lo miró algo confundida - Además, imagina que están ambos desarmados ¿Cómo continúan la batalla?

- Bueno... 

- Pues, depende de quien desarmo a quien primero, creo que sería mejor tener... quizás otra varita - Alexander la miró con diversión. - O aprender a hacer cosas sin la varita. 

- Cómo magia accidental - Milo sonrió - Una vez hice que un cerdo volara.

Alexander y Calíope empezaron a reír después de la historia de Milo. Al parecer si tu madre te dice que te dará algo "Cuándo los cerdos vuelen", y eres alguien como el rubio... Pues los cerdos empiezan a volar. 

Las horas pasaron con bastante rapidez y la noche llegó, con todos los alumnos interesados por el club de duelo.

Muchos se preguntaban quién sería el maestro.

Muchos le preguntaban a Calíope quien sería el maestro, después de todo ella puso el anuncio y debía saberlo.

La pelinegra respondía con cierto fastidio que era un secreto, aunque por las muecas que ponía sus amigos juraban que no era exactamente alguien que le cayera bien.

Y si hablábamos de Calíope... la verdad no muchos solían caerle mal.

Con ella había pocas posibilidades.

Calíope SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora