12: Pedazos sueltos

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Parecía que no estaba haciendo nada, pero estaba haciendo bastante. Jimin se aseguraba de estar sobrio cada mañana, de alguna forma, debía cocinar alguna cosa que Jungkook seguramente no comería, debía revisar las cuentas, debía preocuparse de tener todo impecable, debía hacer esto y aquello, para que el departamento no dejase de parecer un hogar, para que Jungkook pudiese levantarse mejor un día, como Jimin no podría.

Sin embargo nada cambiaba, los días pasaban pero nada cambiaba. Seguía teniendo que beber para dormir, seguía teniendo la piel adolorida, los sentimientos adormilados, la casa seguía luciendo vacía y sin vida, Jungkook seguía mirándolo con rencor, seguía sin tocar un cubierto y seguía llorando cada que podía diciendo tonterías como que Namjoon no estaba muerto lo que alteraba aún más sus nervios.

—Jungkook, por dios, necesitas comer, por favor

No era la primera vez que llamaba a su puerta con súplica. Lo hacía tres veces al día, cada día desde que el menor pensó que no comer sería una maravillosa idea.

La puerta llevaba horas cerrada, sin escuchar más que gimoteos y pesadas respiraciones, la visita de Hoseok había complicado todo. Posó la frente en la madera que los separaba, cansado. Cansado por el llanto, por las noches sin dormir que no parecían tener un remedio, porque honestamente, cada hora parecía de noche, en una oscuridad constante en una noche eterna.

Jimin apretó los labios y cerró los ojos con fuerza cuando escuchó a Jungkook sollozar de nuevo.

—No voy a comer hasta que vuelva...

Jimin no entendía porque hacía todo más difícil, cada intentó que Jimin daba por aceptar o entender la situación, Jungkook lo pisoteada sin más. Empezaba a perder la paciencia al punto de perder el hilo de sus palabras.

—No va a volver, Jungkook, joder ¿No entiendes que no está en este mundo? ¡Se fue y no va a volver! Maldita sea, si viese lo que estás haciendo estaría tan decepcionado

Lo dijo sin pensar, salió de sus labios sin permiso e incluso a él mismo le dolía escucharse. Por supuesto el menor rompió en llanto de nuevo. Con los nervios fuera de equilibrio desde hace ya mucho, volvió a agitar la perilla sin resultado alguno.

—Perdón, dios, perdóname, yo no quise decir eso... Jungkook, abre la puerta, por favor

—Eres un grandisimo hijo de perra. Namjoon hyung no te ha importado nunca, no te tengo ningún respeto

Jimin se sobresaltó con cada palabra de Jungkook atravesandolo. A Jimin le importaba poco quién dudase de él o que se le adjudicase pero el amor que le tenía a Namjoon no estaba puesto en tela de juicio. Mucho menos por un intento de adulto que llegó a sus vidas después de él.

—Arregla tu maldita mierda solo, pero jamás vuelvas a decirme esto a mí porque solo yo sé cuánto me esta matando esto. No eres más pobre que yo y no siento lástima por ti porque estoy viviendo exactamente lo mismo sino es que peor, porque te recuerdo, puto puberto, que yo llevo 2 años más que tú con Namjoon

La puerta de repente fue abierta, descubriendo así el demacrado rostro del menor, de ojos enrojecidos e hinchados sobre sus mejillas mojadas.

—Llevabas —Dijo con su voz oscurecida —Porque ya no esta en este mundo y no va a volver

Jimin lo admitiría, esas palabras dirigidas a él eran tan destructivas como lo pensó.

—Me voy

(In)Completo [namminkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora